El Lobo de los Abrazo



Había una vez en un bosque frondoso y lleno de vida, un lobo llamado Luno. A diferencia de otros lobos, Luno era cariñoso, bondadoso y generoso. Siempre ayudaba a los animales del bosque y compartía su comida con quienes más lo necesitaban.

Un día, mientras recorría su camino habitual, Luno escuchó un llanto lejano. Curioso, siguió el sonido hasta encontrar a una niña perdida entre los árboles. Ella estaba sentada en el suelo, rodeada de grandes ramas y hojas caídas.

- “¿Hola? ¿Quién está ahí? ” - pregunta la niña, asustada y con lágrimas en los ojos.

- “No temas, pequeña. Soy Luno, un lobo del bosque y estoy aquí para ayudarte.” - respondió Luno con una voz suave.

La niña, llamada Clara, miró al lobo con desconfianza y un poco de miedo.

- “¿Un lobo? ¡Pero los lobos son peligrosos! ” - exclamó Clara.

- “No yo, Clara. Soy diferente. Quiero ayudarte a encontrar a tu familia.” - dijo Luno con una gran sonrisa.

Después de un momento de duda, Clara decidió confiar en Luno. Juntos comenzaron a recorrer el bosque, mientras Luno le contaba historias sobre las maravillas del lugar.

- “¿Sabías que hay flores que solo crecen en lugares muy especiales? ” - preguntó Luno.

- “No, ¡no lo sabía! ¿Puedo verlas? ” - respondió Clara, emocionada.

- “¡Por supuesto! Pero primero, debemos asegurarnos de que no haya peligros alrededor.” - dijo Luno, mostrando su gran bondad al cuidar de la niña.

Mientras caminaban, Luno y Clara se encontraron con varios animales del bosque; un ciervo que necesitaba ayuda para encontrar comida y una familia de patos que habían perdido al más pequeño. Luno se detuvo a ayudarles, enseñando a Clara sobre la importancia de ser generoso y ayudar a los demás.

- “Así como yo te ayudo a ti, debes ayudar a otros cuando puedas.” - le enseñó Luno.

Clara comenzó a sentirse más segura y feliz. Ella también ayudó al ciervo y a los patitos, lo que le llenó de alegría el corazón. Sin embargo, tras un tiempo buscando a su familia, la noche comenzó a caer y Clara se sintió triste otra vez.

- “Luno, no sé si alguna vez veré a mi familia de nuevo…” - dijo Clara, con la voz apagada.

- “No pierdas la esperanza, Clara. A veces las cosas buenas tardan en llegar, pero siempre llegan.” - Luno intentó consolarla.

De repente, un estruendo resonó en el aire. Clara y Luno miraron hacia el cielo y vieron luces brillantes. Era una fiesta de luciérnagas que llenaba el bosque de luces centelleantes. Luno sonrió.

- “Mira, Clara. Creo que las luces están tratando de mostrarte el camino.” - dijo Luno, optimista.

Juntos, siguieron las luces y pronto llegaron a un claro donde se escuchaban risas y voces. ¡Era la familia de Clara! Ella corrió hacia ellos con lágrimas de alegría.

- “¡Mamá! ¡Papá! ” - gritó Clara, abrazando a sus padres con fuerza.

Luno observaba desde lejos, feliz de haber ayudado.

- “¡Luno! ¡Gracias! ” - gritó Clara, mientras su madre se dio cuenta de que aquel lobo no era como los demás.

- “Es un lobo bondadoso que me ayudó a encontrar el camino.” - dijo Clara con entusiasmo.

La madre de Clara se acercó a Luno, sonriendo.

- “Gracias, querido lobo. Has cuidado de nuestra pequeña. Eres verdaderamente especial.” - le dijo.

- “Solo hice lo que cualquier amigo haría.” - contestó Luno, sonrojándose un poco.

Desde aquel día, Clara y su familia visitaron a Luno en el bosque, llevando consigo comida y cuentos para compartir. Luno enseñó a Clara y a su familia sobre la importancia de la generosidad y el amor entre amigos.

Así, el bosque nunca volvió a ser solo un lugar aterrador. Se convirtió en un hogar lleno de alegría, amistad y muchas aventuras, donde un lobo cariñoso demostró que el verdadero valor está en ayudar a los demás y en abrir el corazón a nuevas amistades.

FIN.

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