El Lobo del Bosque Amistoso
Había una vez un hermoso bosque lleno de árboles altos, flores de todos los colores y animales de distintas especies. En este bosque vivía un lobo llamado Lucho. A diferencia de los lobos de los cuentos, Lucho era muy amigable y soñaba con tener amigos. Sin embargo, todos los animales del bosque le tenían miedo porque creían que era peligroso solo por ser un lobo.
Un día, mientras exploraba una parte del bosque que no conocía, Lucho escuchó risas. Se acercó con curiosidad y se encontró con un grupo de conejitos jugando a la pelota.
"¿Puedo jugar con ustedes?" preguntó Lucho tímidamente.
Los conejitos se miraron entre ellos y uno, llamado Timo, respondió:
"Pero… tú eres un lobo. No podemos jugar contigo, ¡podrías comernos!"
Lucho, apenado, dijo:
"Pero yo no quiero comerlos, sólo quiero hacer amigos."
Los conejitos se emocionaron, pero seguían temerosos. Entonces, Lucho tuvo una idea. Les propuso un juego diferente:
"¿Qué tal si jugamos a las escondidas? Yo seré el buscador. Como soy más grande, puedo contar hasta 100 mientras ustedes se esconden. Así no les tendré que hacer nada malo."
Los conejitos se miraron, dudando, pero al final aceptaron. Lucho empezó a contar con una voz profunda y divertida, y los conejitos corrieron a esconderse.
Cuando Lucho terminó de contar, comenzó a buscar. Mientras lo hacía, no paraba de reír, y los conejitos se dieron cuenta de que el lobo no era nada aterrador. Cuando Lucho finalmente los encontró, todos se rieron juntos y sintieron que se había creado un lazo especial.
Con el paso de los días, Lucho y los conejitos se volvieron grandes amigos. Jugaron en el bosque, organizaban picnics y compartían historias. Pero un día, una tormenta llegó al bosque. Todos los animales comenzaron a preocuparse y a buscar refugio. Lucho escuchó el griterío y decidió actuar.
"¡No se preocupen, amigos! Vengan a mi cueva, es segura y cómoda."
Los conejitos y otros animales lo miraron con sorpresa.
"¿Tu cueva?" preguntó Timo, un poco inseguro.
"Sí, ¡vengan! No hay nada que temer!"
Así, guiados por Lucho, todos los animales se refugiaron en su cueva. Era cálida y acogedora, y Lucho hizo lo posible por mantener a todos tranquilos y entretenidos con cuentos de aventuras. La tormenta pasó rápidamente y todos se sintieron agradecidos de haber podido contar con un amigo tan valiente.
Cuando finalmente salió el sol, todos los animales aprendieron que no se debe juzgar a alguien solo por su apariencia. Lucho se convirtió en el héroe del bosque, y no solo eso; sus nuevos amigos realizaron una gran fiesta en agradecimiento por su valentía.
"Gracias, Lucho. Nos enseñaste a no tener miedo y a ser amigos" dijo Timo mientras todos aplaudían.
Desde entonces, Lucho no solo era el lobo del bosque, sino también el amigo querido por todos, demostrándoles que la amistad puede nacer de los lugares más inesperados. Y así vivieron felices, cada día explorando y disfrutando juntos del bosque, siempre recordando que lo que importa es el corazón y no lo que parece ser.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.