El Lobo Disfrazado


Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, una niña llamada Caperucita Roja. Era muy curiosa y siempre estaba buscando aventuras.

Un día, su mamá le pidió que llevara una canasta llena de comida a su abuelita que vivía al otro lado del bosque. Caperucita Roja se puso muy contenta y rápidamente se vistió con su capa roja favorita. Tomó la canasta y salió corriendo hacia el bosque mientras tarareaba una canción.

Pero lo que ella no sabía era que un lobo travieso había escuchado hablar sobre la deliciosa comida en la canasta. El lobo pensó: "¡Qué oportunidad! Podré comerme toda esa comida sin que nadie me vea".

Entonces, decidió ir por un atajo para llegar antes que Caperucita Roja a casa de su abuelita. Mientras tanto, Caperucita Roja caminaba despreocupada por el bosque, disfrutando de los sonidos de la naturaleza.

Pero cuando llegó a la casa de su abuelita, notó algo extraño: ¡la puerta estaba entreabierta! Entró con cautela y encontró al lobo disfrazado como su querida abuelita. "¡Hola, abuelita! ¿Cómo estás?"- saludó Caperucita Roja.

"¡Oh, mi querida nieta! Estoy tan feliz de verte"- respondió el lobo tratando de imitar la voz dulce de la abuelita-. "Ven acércate más para darte un beso". Caperucita Roja se sintió extrañada por el aspecto de su abuelita, pero confiaba en ella y se acercó.

Entonces, el lobo saltó de la cama con un gran rugido y Caperucita Roja se asustó mucho. "¡Ay, abuelita! ¡Qué ojos tan grandes tienes!"- exclamó Caperucita Roja. El lobo se dio cuenta de que su disfraz no era perfecto y trató de arreglarlo rápidamente. "Eh...

eso es porque quiero verte mejor, mi querida nieta"- respondió el lobo nervioso. Caperucita Roja sospechaba cada vez más del extraño comportamiento del lobo. Así que decidió poner a prueba al supuesto —"abuelita" .

"Abuelita, ¿por qué tienes unas orejas tan grandes?"- preguntó Caperucita Roja mientras fingía admirar las orejas peludas del lobo. El lobo nuevamente intentó justificarse:"¡Es para escucharte mejor, mi dulce nieta!"- respondió el lobo tratando de ocultar su verdadera identidad-.

"Ahora ven aquí y dame un abrazo". Caperucita Roja sabía que algo no estaba bien. Decidió actuar rápido y escapar antes de que el lobo pudiera hacerle daño.

En ese momento recordó algo: había un armario en la habitación donde guardaban disfraces para fiestas familiares. Sin dudarlo, Caperucita Roja corrió hacia el armario y encontró un disfraz de cazadora. Se lo puso rápidamente y salió del armario como una valiente pequeña cazadora dispuesta a enfrentar al falso lobo.

"¡Ja! ¡Te descubrí, lobo tramposo!"- exclamó Caperucita Roja apuntando al lobo con su arco de juguete. "No podrás engañarme ni lastimarme". El lobo se quedó sorprendido y asustado por la valentía de Caperucita Roja.

No esperaba que ella pudiera enfrentarlo tan valientemente. "Lo siento mucho, Caperucita Roja. No quería hacerte daño, solo quería comerme tu comida"- admitió el lobo avergonzado-. "Prometo no volver a hacerlo".

Caperucita Roja decidió darle una oportunidad al lobo y le explicó cómo era importante respetar los derechos de los demás y no tratar de engañar o lastimar a nadie.

Desde ese día, el lobo aprendió una valiosa lección y se convirtió en un defensor del bosque, ayudando a cuidar a todos los animales que vivían allí. Y Caperucita Roja siguió disfrutando de sus aventuras en el bosque junto a su amiga abuelita.

Esta historia nos enseña que nunca debemos dejarnos engañar por las apariencias y que siempre podemos encontrar nuestra fortaleza interior para enfrentar cualquier situación difícil. Además, nos recuerda la importancia del respeto hacia los demás y el cuidado de nuestro entorno natural.

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