El lobo disfrazado



Había una vez cinco ovejitas llamadas Luna, Estrella, Sol, Nube y Cielo, que vivían felices junto a su mamá en el campo. Un día, un lobo astuto se disfrazó de hombre y se acercó al rebaño, ganándose la confianza de la mamá oveja. El lobo en forma de hombre les propuso a las ovejitas y su mamá ir a vivir a su granja, donde tendrían comida abundante y un lugar seguro. A pesar de las dudas, la mamá oveja aceptó la propuesta, sin sospechar que el hombre en realidad era un lobo buscando su oportunidad para atacar.

"¡Mamá, no confíes en él!", advirtió el pequeño Pedro, el dueño de las ovejas, quien llegó corriendo junto a su padre para detener la situación.

"¡Cállate, niño insolente! Estas ovejas ahora son nuestras, y tú no puedes hacer nada al respecto", respondió el padre con frialdad, revelando su verdadera naturaleza de lobo.

El padre, en forma de lobo, encerró a las ovejitas en un corral donde planificaba devorarlas una a una. Pedro, angustiado, no sabía cómo ayudar a su familia.

Sin embargo, una noche, el lobo padre fue atacado por un grupo de lobos salvajes. Pedro, con valentía, liberó a las ovejitas y juntos lograron escapar. Tristemente, el padre lobo no logró sobrevivir al ataque.

De regreso a su hogar, las ovejitas y Pedro lloraron la pérdida de su padre. Pero juntos, aprendieron que las apariencias a veces engañan, y que no siempre la persona que parece buena lo es realmente. Aprendieron a confiar en sus instintos y en quienes realmente los amaban. La mamá oveja les enseñó que la unión y el amor son fundamentales para superar las adversidades, y Pedro prometió cuidar siempre de su familia y no dejarse engañar por extraños de corazón oscuro. Así, el rebaño se recuperó poco a poco, fortaleciendo su vínculo y permaneciendo juntos para siempre.

FIN.

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