El Lobo, el Conejo y la Laguna Encantada
Había una vez, en un frondoso bosque, un lobo llamado Luno y un conejo llamado Pepo. Luno era un lobo grande y temido por todos los animales, mientras que Pepo era un pequeño conejo blanco que siempre estaba saltando y jugando, sin miedo a nada. Un día, Pepo decidió explorar más allá de su hogar y descubrió una hermosa laguna llena de peces brillantes que nadaban felices.
"- ¡Mirá estos peces! Son increíbles!", exclamó Pepo, emocionado.
Por otro lado, Luno estaba cerca de la laguna, sintiéndose solo. Sus grandes ojos amarillos miraban la escena que se desarrollaba a su alrededor.
"- ¿Qué hace un conejo aquí?", rugió Luno, tratando de asustar a Pepo.
"- ¡Hola, Lobo! No estás asustando a nadie. Estoy disfrutando de la vista de estos peces", respondió Pepo, sin inmutarse.
Luno se sorprendió de la valentía del pequeño conejo. "- ¿No sabes que los lobos como yo podrían comerte de un solo bocado?", le advirtió Luno, su voz un poco más suave.
"- Puedo correr muy rápido, Lobo. Además, no creo que me quieras comer. Te veo triste", dijo Pepo, dándose cuenta de que Luno no era solo un lobo, sino también alguien que necesitaba compañía.
Luno, desconcertado, se sentó en la orilla de la laguna. "- La verdad es que me siento solo. Todos huyen cuando me ven. Solo quería hacer amigos, pero mi apariencia asusta a los demás."
"- ¡Pero no tienes que estar solo! Todos en el bosque podrían ser tus amigos", animó Pepo, "Podríamos jugar juntos en la laguna. Los peces también les encantaría un poco de diversión. ¿Qué te parece?"
Luno dudó, pero algo en las palabras de Pepo lo convenció. "- Está bien, conejo. Juguemos, pero si me asustás, ¡me iré!"
Los dos comenzaron a jugar cerca del agua. Pepo saltaba y chapoteaba mientras Luno intentaba atraparlo con sus grandes patas, siempre riendo y ladrando feliz. La risa de Luno resonó por todo el bosque, y pronto se unieron más animales curiosos.
"- ¡Miren! El lobo y el conejo están jugando juntos!", gritaron los pájaros que volaban sobre ellos.
Poco a poco, los animales que antes temían a Luno, comenzaron a acercarse y a unirse a la diversión. Hicieron una carrera de saltos, donde Pepo ganó por poco, pero luego Luno se convirtió en un gran cuidadores de la laguna, creando cascadas de risas y juegos.
Justo en ese momento, los peces decidieron participar delante de los nuevos amigos, haciendo saltos acrobáticos fuera del agua. Pepo y Luno aplaudieron y vitorearon cada vez que un pez hacía una acrobacia impresionante.
El día pasó entre risas, juegos y nuevos lazos de amistad. Antes de que el sol se ocultara, Pepo, un poco cansado, se acercó a Luno.
"- Nunca pensé que jugar contigo podría ser tan divertido. ¿Ves? No todos te temen. La amistad puede ser más fuerte que los miedos", dijo Pepo, sonriendo.
Luno miró alrededor de la laguna, mirando a todos sus nuevos amigos, y sintió un calor en su corazón. "- ¡Gracias, Pepo! No sabía lo que me estaba perdiendo. Prometo ser amable y hacer un esfuerzo por ser un buen amigo a partir de ahora."
Desde ese día, Luno dejó de ser el lobo solitario y se convirtió en el protector de la laguna, siempre rodeado de amigos. Por su parte, Pepo aprendió que a veces, los más temidos pueden ser los más solitarios y que una pequeña amistad puede cambiar la vida de alguien para siempre.
Y así, el lobo y el conejo demostraron que la amistad no conoce de tamaños ni de formas, sino que está hecha de risas, aventuras y un poco de valentía.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.