El lobo en el rebaño


Había una vez una oveja llamada Lola, a la que le gustaba explorar el campo. Un día, mientras paseaba, encontró un pequeño cachorro de lobo abandonado. En lugar de asustarse, Lola sintió compasión por el cachorro y decidió adoptarlo. Lo llevó de regreso al rebaño y lo crió como si fuese uno más. El cachorro, al que llamaron Lucas, aprendió a comportarse como una oveja, a comer pasto y a convivir en armonía.

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Con el paso del tiempo, Lucas creció y se convirtió en un lobo fuerte y ágil. A pesar de su apariencia, él siempre se consideró parte del rebaño y quería demostrar su lealtad.

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Un día, mientras el rebaño pastaba tranquilamente, un viejo lobo hambriento se acercó en busca de comida. El rebaño se puso nervioso, pero cuando el viejo lobo llegó al centro, se detuvo sorprendido al ver a Lucas entre las ovejas. '¿Qué hace un lobo como tú aquí?', preguntó el viejo lobo con incredulidad.

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Lucas, sin temor, se acercó al viejo lobo y le explicó que él había sido criado por el rebaño y que se consideraba uno más. El viejo lobo, impresionado por la valentía y el corazón de Lucas, decidió no hacer daño al rebaño y le ofreció una lección invaluable: 'Recuerda quién eres, pero nunca olvides quiénes te criaron. La fuerza de un lobo no está solo en sus fauces, sino en su corazón y su lealtad'.

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Con el tiempo, Lucas aprendió a equilibrar sus instintos de lobo con las enseñanzas de las ovejas, convirtiéndose en un defensor del rebaño y en un ejemplo de diversidad y aceptación. Su historia inspiró a todos a no juzgar por las apariencias y a valorar la verdadera esencia de cada ser, demostrando que la amistad y el respeto pueden trascender más allá de las diferencias.

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