El Lobo en la Casa del Casa



Había una vez un lobo llamado Lobi que vivía en el bosque. Aunque a muchos animales les temía, Lobi era un lobo diferente. Era amable, curioso y soñador. Un día, mientras paseaba por el bosque, escuchó algo peculiar: risas y música provenían de una casa cercana.

Intrigado, Lobi decidió acercarse. Al llegar, vio una casa de colores brillantes con un jardín lleno de flores. En la puerta, encontró a una familia: el señor y la señora Casa, junto a sus tres hijos: Andrés, Martina y el pequeño Lucas.

"Hola, soy Lobi, el lobo del bosque" - dijo tímidamente.

"¡Pero qué sorpresa!" - exclamó la señora Casa. "No todos los días vemos un lobo tan amistoso. ¿Te gustaría pasar?"

Lobi se puso muy contento y aceptó la invitación, pensando que quizás había llegado el momento de demostrar que era diferente a lo que muchos creían de los lobos.

Una vez dentro de la casa, la familia le ofreció merienda: galletitas y leche. Todos conversaban y reían, y Lobi se sintió como en casa.

"Y ahora, Lobi, ¿te gustaría jugar con nosotros?" - preguntó Andrés.

"Claro, pero no sé qué juegos hacen" - respondió Lobi.

Los niños enseguida le enseñaron a jugar a la escondida. Con cada risa, Lobi se sentía más y más feliz. Todo parecía perfecto hasta que un gran viento sopló y derribó una maceta en el jardín.

"¡Lobi! ¡Tienes que ayudarme a recogerlo!" - gritó Lucas, viendo que una de las flores se había dañado.

"Claro, yo la cuido" - dijo Lobi.

Así, el lobo, en vez de asustar, ayudó a los niños a reorganizar las flores del jardín. Al principio, algunos pájaros se alarmaron al ver a Lobi, pero pronto se dieron cuenta de que no era un lobo peligroso, sino un amigo.

Al día siguiente, Lobi decidió que quería hacer algo especial por la familia Casa. Se le ocurrió organizar una fiesta sorpresa en el bosque. Siempre había soñado con hacer algo grandioso.

"¿Qué puedo hacer? Quizás algunos globos..." - pensaba mientras buscaba por el bosque.

Lobi tuvo la idea de invitar a sus amigos del bosque: los ciervos, un oso juguetón y hasta un par de patos. En el camino, conoció a una señora liebre.

"¿Hola, señora liebre, se unirá a mi fiesta?" - preguntó Lobi.

"Pero... ¿no te van a tener miedo tus amigos?" - indagó la liebre.

"No, soy un lobo diferente. Solo quiero hacerlos felices" - afirmó Lobi con valentía.

La señora liebre decidió ayudarlo y así Lobi se fue armando de valor. Con la ayuda de todos sus amigos, logró reunir comida rica y decoraciones coloridas. Al caer la tarde, el bosque lucía mágico y listo para la celebración.

Cuando el sol se ocultó, Lobi llevó a la familia Casa al bosque.

"¡Sorpresa!" - gritaron todos.

"¡Qué maravilla!" - exclamó Martina, con los ojos brillantes. "No puedo creer que lo hayas hecho todo tú, Lobi. Esto es maravilloso!"

La fiesta fue un éxito. Los niños bailaron, jugaron y se divirtieron mucho. Los pájaros cantaron e incluso el oso danzó con Lobi, el lobo del bosque.

"¿Vieron?" - dijo Lobi con una sonrisa. "No todos los lobos son malos. Podemos ser amigos si nos damos una oportunidad".

Y así, desde aquel día, Lobi vivió en la casa del Casa, donde todos aprendieron que no importa las diferencias, sino la amistad y el amor que tienen los seres entre sí. Lobi demostró que, aunque era un lobo, su corazón era el más grande del bosque. Y así, se convirtió en el mejor amigo de la familia Casa.

Desde entonces, Lobi fue conoció como el lobo amigo y por todos fue querido. Aprendieron a ver más allá de lo que creían y juntos frogaron una amistad que nunca se rompería.

FIN.

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