El lobo feliz y la visita a su abuela



Había una vez un lobo muy especial llamado Lucas. A diferencia de los demás lobos, a Lucas no le gustaba asustar a la gente ni mucho menos comer carne, él prefería las frutas y las verduras.

Pero lo que más le gustaba en el mundo era pasar tiempo con su abuela Rosita. Un día, Lucas decidió sorprender a su abuela y llevarle una cesta llena de frutas del bosque.

"Hola, abuela, ¡traigo las frutas más dulces que he encontrado!" exclamó Lucas al llegar a la casa de su abuela. La abuela Rosita abrazó a Lucas con alegría y le agradeció con una sonrisa. Juntos pasaron un día maravilloso, recogiendo flores, contando historias y disfrutando de la naturaleza.

Cuando llegó la hora de regresar a casa, Lucas se despidió de su abuela con tristeza. Sin embargo, al caminar de regreso al bosque, Lucas sintió que había olvidado algo importante.

"¡Espera, abuela me olvidé de algo!" exclamó Lucas corriendo de regreso a la casa. Al llegar, Lucas descubrió que su abuela no se sentía bien. Lucas, con mucha preocupación, le preguntó qué le pasaba.

La abuela Rosita le contó que estaba triste porque le dolía no poder salir a trabajar en su jardín como solía hacerlo. Entonces, Lucas tuvo una idea brillante. Decidió transformar el jardín de su abuela en un hermoso lugar lleno de flores y plantas, para que ella pudiera disfrutar de su pasión sin tener que esforzarse tanto.

Con mucho esfuerzo y dedicación, Lucas trabajó día y noche para crear el jardín más hermoso que su abuela hubiera visto jamás. Cuando la abuela Rosita vio el jardín, sus ojos se llenaron de lágrimas de alegría.

"¡Lucas, esto es maravilloso! ¡Gracias por hacer algo tan especial por mí!" exclamó la abuela Rosita con emoción. Desde ese día, Lucas y su abuela pasaron aún más tiempo juntos, cuidando del jardín y disfrutando de la naturaleza.

Y aunque Lucas volvió a su hogar en el bosque, siempre regresaba para visitar a su abuela y compartir momentos inolvidables juntos.

FIN.

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