El lobo hambriento y el bosque generoso
Había una vez en un frondoso bosque, un lobo hambriento llamado Lucas. Lucas tenía el pelaje gris y una mirada triste, pues no había podido encontrar suficiente comida en días.
¿Qué pasaría si El lobo ambriento se encontrara con la bondad? Un día, mientras deambulaba por el bosque, se topó con una linda conejita llamada Lola. "¡Hola, lobo! ¿Por qué tienes esa mirada tan triste?" -preguntó Lola con curiosidad.
"Estoy hambriento y no he podido cazar nada para comer", respondió Lucas con pesar. "No te preocupes, amigo lobo. Te mostraré una parte especial del bosque donde siempre encuentro deliciosas zanahorias", dijo Lola con una sonrisa.
Intrigado, Lucas siguió a Lola y se adentraron en una sección del bosque llena de zanahorias jugosas y apetitosas. Lucas, con su panza comenzando a gruñir, empezó a comer con entusiasmo. A partir de ese día, Lucas y Lola se convirtieron en grandes amigos.
Lucas aprendió que no siempre es necesario ser feroz para encontrar comida, y que a veces, la amabilidad y la generosidad pueden llenar el estómago y el corazón. Así, el lobo hambriento descubrió que en el bosque abundaba la comida si se mantenía abierto a nuevas oportunidades.
Desde entonces, Lucas y Lola exploraron juntos el bosque, disfrutando de la compañía mutua y la deliciosa comida que el bosque generoso les ofrecía.
FIN.