El Lobo Insomne



Había una vez, en un bosque lejano, un lobo llamado Lucho. Lucho era un lobo especial, pues tenía un problema que lo hacía diferente a los demás: no podía dormir. Cada noche, cuando la luna brillaba en el cielo y sus amigos se acurrucaban en sus confortables cuevas, él daba vueltas y más vueltas, sin poder cerrar los ojos.

Una noche, mientras miraba las estrellas, Lucho se encontró con su amiga la lechuza, llamada Lía. Ella, con su sabiduría, le preguntó:

"¿Por qué estás despierto, Lucho?"

"No lo sé, Lía. Siento que hay algo que me impide dormir. ¡Quizás nunca podré descansar!"

Lía, observadora y astuta, pensó y respondió:

"Quizás podrías usar tu insomnio para hacer algo maravilloso aunque sea de noche. ¡Podrías convertirse en el guardián del bosque!"

Lucho sintió que esa idea le gustaba. Así que, decidió salir a explorar. Mientras caminaba, sintió una suave brisa y escuchó el canto de las ranas. Decidió seguir un sendero que nunca había visto antes y se encontró con un grupo de animales. Entre ellos estaban Timmy, la tortuga, y Paca, la ardilla.

"¿Qué hacés tan despierto a esta hora, Lucho?" preguntó Paca.

"Soy el lobo insomne, pero he decidido que esta noche voy a cuidar el bosque."

Los animales, sorprendidos, comenzaron a murmurar entre ellos. Timmy, que siempre había querido ayudar, dio un paso adelante y le dijo:

"Podemos hacer algo juntos. ¿Y si le damos una vigilancia al arroyo? A veces los ciervos se acercan, y hay que asegurarnos que estén seguros."

Lucho se sintió emocionado y aclamó:

"¡Sí, eso suena genial!"

Mientras vigilaban el arroyo, pronto notaron algo extraño. Había una sombra al otro lado del agua.

"¿Qué es eso?" preguntó Lía, quien había vuelto a unirse a ellos.

"Parece un zorro, pero... no se parece a uno normal. ¡Miren sus ojos!" exclamó Paca.

"No se asusten, quizás haya venido a pedir ayuda," dijo Lucho, recordando que siempre es bueno ser amable.

Se acercaron sigilosamente, y cuando el zorro se dio vuelta, deslumbró con su pelaje brillante y su sonrisa.

"Hola, amigos." dijo el zorro con voz suave. "Soy Zuri. Busco ayuda porque he perdido a mi hermana en el bosque, y no sé cómo encontrarla."

El grupo se miró preocupado.

"No te preocupes, Zuri, ¡te ayudaremos a encontrarla!" ofreció Lucho entusiasta.

Así, los cinco amigos se pusieron a caminar juntos, buscando en cada rincón y preguntando a otros animales del bosque. Después de un largo recorrido, encontraron a la hermana de Zuri jugando con un grupo de conejitos.

"¡Ah, ahí está!" gritó Zuri, corriendo hacia ella.

"¿Estás bien? ¡Me tenías preocupado!"

"Sí, estaba jugando. ¿Y tú?" respondió la hermana, agitando su colita.

Con la familia reunida, Lucho sintió que su insomnio había valido la pena.

"¡Miren lo que hemos logrado!" dijo Lía, sonriendo. "No solo cuidamos el bosque, sino que unimos a amigos."

Zuri agradeció a Lucho:

"¡Sos el mejor amigo nunca! ! !"

"No me lo digas a mí, es gracias a todos nosotros. La amistad y ayudar a otros también son valiosos."

Esa noche, Lucho se sintió más feliz que nunca. Había descubierto que a veces, los momentos difíciles pueden llevar a grandes aventuras. Aunque el insomnio seguía, ahora sabía que tenía un propósito especial cada noche. De hecho, esa noche encontró un modo de dormir de a ratitos mientras cuidaba el bosque, porque podía confiar en sus amigos cuando los necesitaba.

Y así, Lucho el lobo insomne se convirtió en el héroe del bosque, enseñando a todos que cada dificultad puede transformarse en una oportunidad. Desde entonces, se encargó de mantener las noches llenas de aventuras y risas, y jamás se sintió solo.

Y así, en un bosque iluminado por la luna, Lucho siguió siempre despierto, pero con el corazón muy lleno de sueños.

Y colorín colorado, esta historia se ha acabado.

FIN.

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