El Lobo, la Gallina y el León Sabio
Érase una vez, un lobo feroz que vivía en el campo junto a sus dos mejores amigos: una gallina llamada Clari y una serpiente llamada Susi. El lobo, aunque era grande y fuerte, tenía un corazón amable y disfrutaba de la vida tranquila que llevaba con sus amigas.
Un día, mientras paseaban por el bosque, aparecieron en escena dos leones imponentes que caminaban con gran porte. Los amigos se detuvieron y miraron asombrados.
"¿Quiénes son ustedes?" - preguntó Clari, un poco asustada.
"Soy León, y este es mi amigo Leóncio. Venimos a esta región buscando nuevos territorios" - respondió el león con voz poderosa.
El lobo se acercó con curiosidad. A pesar de su fama, en el fondo él quería hablar y ser amable.
"¡Hola, León! Bienvenidos a nuestro hogar. Aquí hay muchas cosas ricas, como frutas y un hermoso río. Si quieren, pueden unirse a nosotros" - dijo el lobo con soltura.
"Gracias, pero no necesitamos su ayuda. Nos cuidaremos solos" - contestó León, mirando a sus amigos con desdén.
A pesar de la respuesta, el lobo sonrió y continuó.
"Soy Lobo y estos son mis amigos Clari y Susi. Estamos siempre buscando aventuras. ¿Quieren unirse a nosotros?"
"No, preferimos estar solos. Al fin y al cabo, nosotros somos los reyes de la selva" - dijo León.
Días después, el lobo, la gallina y la serpiente seguían disfrutando de su vida tranquila, hasta que un día, vieron a León tratando de cazar una ciervo. León era fuerte, pero no tenía la rapidez ni el sigilo que pensaba. Mientras el ciervo corría, León se cayó en un arbusto espinoso.
"¡Ay! ¿Qué me pasó?" - exclamó León, tratando de liberarse.
El lobo, que había visto todo, no dudó en acercarse.
"¡Espera! ¡Te ayudaré!" - dijo el lobo, acercándose a su nuevo conocido.
"¿Por qué harías esto? ¡Soy un rey!" - replicó León, enojado.
"Porque aunque seas un rey, también te puedo ayudar. Todos necesitamos un poco de ayuda a veces" - contestó el lobo con amabilidad.
Después de que el lobo ayudara a liberar a León de los espinos, el león se quedó muy sorprendido.
"No esperaba esto de un lobo feroz. Gracias, Lobo. No pensé que fueras tan amable" - dijo León, un poco avergonzado.
"La fuerza no es solo física, también es un acto de bondad" - respondió el lobo.
Desde ese día, León se unió al grupo y comenzó a aprender sobre la importancia de la amistad y la colaboración. Clari y Susi también le enseñaron que no todo en la vida se trata de ser fuerte y dominante.
"A veces, una estrategia inteligente vale más que la fuerza bruta" - dijo Susi mientras jugaban en el campo.
"Es cierto, todos tenemos algo especial que aportar" - concordó Clari.
León también empezó a compartir con sus nuevos amigos lo que había aprendido en la selva, así que juntos se volvían cada vez más fuertes y felices. Aprendieron que la verdadera grandeza reside en la capacidad de entender y respetar a los demás, sin importar cuán diferentes sean.
Los cuatro amigos continuaron sus aventuras, convirtiéndose en un grupo diversificado y fuerte. Vivieron muchos momentos divertidos y emocionantes, con el tiempo, el lobo y León formaron una gran unión inspiradora.
Los otros animales del bosque también comenzaron a unirse a ellos, y así, formaron una comunidad basada en la amistad y la cooperación.
"Nadie es demasiado grande para recibir ayuda, ni demasiado pequeño para hacer grandes cosas" - sonrió Clari mientras observaban el hermoso atardecer juntos.
Y así, todos vivieron felices, aprendiendo a valorar la diversidad y el poder de la amistad. Desde entonces, el campo se convirtió en un lugar lleno de amor y bondad gracias a un lobo feroz, una gallina curiosa, una serpiente sabia y un león que aprendió a ser un mejor amigo.
FIN.