El lobo melódico


Había una vez en un bosque encantado, un lobo llamado Lucas.

Lucas era diferente a los demás lobos, ya que en lugar de aullar triste y solitario como suelen hacer los lobos, él amaneció un día con una gran sonrisa en el rostro y muchas ganas de cantar. - ¡Buenos días, árboles! ¡Buenos días, pajaritos! -saludaba Lucas mientras caminaba por el bosque. Los animales del bosque se sorprendieron al escuchar al lobo cantar tan alegremente.

Algunos se escondieron asustados al principio, pero luego se acercaron curiosos para escucharlo mejor. Lucas seguía cantando con entusiasmo cuando de repente tropezó con algo que brillaba entre las hojas caídas. Era una guitarra.

El lobo no podía creer su suerte, ¡una guitarra justo en medio del bosque! - ¡Qué maravilla! Ahora podré acompañar mis canciones con música -exclamó Lucas emocionado. Sin dudarlo ni un segundo, el lobo tomó la guitarra entre sus garras y comenzó a tocar algunas notas.

A pesar de no haber tocado nunca antes una guitarra, le salían acordes muy bonitos. Los animales del bosque se reunieron alrededor de Lucas para escucharlo cantar y tocar la guitarra.

Estaban fascinados por la melodía que salía de aquel instrumento mágico y por la voz dulce del lobo. - ¡Qué talento tienes, Lucas! -dijo una urraca desde lo alto de un árbol.

- Sí, nunca habíamos escuchado algo tan hermoso en este bosque -agregó un conejo saltando cerca de él. Lucas estaba feliz de poder compartir su alegría a través de la música. Desde ese día, todas las mañanas se reunían en el claro del bosque para escuchar al lobo cantar y tocar la guitarra.

La música llenaba sus corazones de alegría y esperanza. Un día, mientras practicaba solo en el bosque, Lucas vio cómo un grupo de humanos cortaba árboles sin compasión.

El lobo sintió tristeza al ver cómo dañaban su hogar y decidió actuar. Con valentía y determinación, Lucas compuso una canción sobre la importancia de cuidar la naturaleza y respetar a todos los seres vivos que habitaban en ella.

Cuando terminó su canción, corrió hacia donde estaban los humanos y comenzó a tocarla con todas sus fuerzas. La melodía envolvente llegó hasta los corazones de los trabajadores forestales, quienes detuvieron su tarea al escucharla. Algunos incluso sintieron lágrimas en los ojos al darse cuenta del daño que estaban causando.

- Tenemos que detenernos... Tenemos que cambiar nuestra forma de actuar -dijeron algunos trabajadores entre sollozos. Desde ese día, los humanos aprendieron a respetar el bosque gracias a la música inspiradora del lobo Lucas.

Juntos trabajaron para proteger y conservar ese hermoso lugar que compartían con tantas criaturas maravillosas.

Y así fue como el lobo feliz descubrió el poder transformador de la música y enseñó al mundo entero que siempre es posible hacer cambios positivos si uno sigue su corazón y comparte amor a través del arte.

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