El lobo protector del bosque encantado



Había una vez en un pequeño pueblo rodeado de bosques encantados, un hombre llamado Mateo. Mateo era especial, pues tenía la habilidad de transformarse en un lobo mágico cuando la luna brillaba en lo alto del cielo.

Sin embargo, la gente del pueblo no entendía su magia y comenzaron a temerle, pensando que era un brujo malvado. Un día, mientras paseaba por el mercado del pueblo en su forma humana, escuchó murmullos y susurros a su paso.

La gente lo señalaba y susurraba entre ellos: "¡Ese es Mateo, el brujo que se convierte en lobo! ¡Debemos alejarlo antes de que nos haga daño!".

Estas palabras entristecieron a Mateo, quien solo quería ser aceptado por quienes lo rodeaban. Decidido a demostrarles que su magia no era para hacer daño, sino para proteger al pueblo de cualquier peligro que pudiera acecharlo, Mateo esperó pacientemente la llegada de la noche.

Con el resplandor plateado de la luna llena iluminando el cielo estrellado, se transformó en un majestuoso lobo plateado y salió corriendo hacia el bosque.

Al amanecer, cuando volvió a tomar forma humana y regresó al pueblo con las primeras luces del día, encontró a todos reunidos en la plaza principal. "-¡Mateo! ¿Dónde has estado toda la noche?", preguntó ansioso uno de los aldeanos. "-He ido al bosque para protegerlos", respondió con calma Mateo.

La gente quedó sorprendida al escuchar sus palabras y ver que no había rastro de maldad en él. Poco a poco, fueron comprendiendo que Mateo no era un brujo malvado como creían, sino un ser mágico destinado a velar por la seguridad y armonía del pueblo.

Desde ese día, Mateo fue aceptado y valorado por todos.

Se convirtió en el guardián del bosque y cada vez que la oscuridad amenazaba con perturbar la paz del lugar, él estaba ahí para protegerlos con su magia transformándose en el lobo plateado. Y así, gracias a su valentía y bondad, Mateo enseñó a todos una importante lección: nunca juzgar a alguien por lo que parece ser sin conocer realmente su corazón.

La magia puede estar presente donde menos lo esperamos y traer consigo amor y protección para aquellos dispuestos a abrir sus corazones a lo desconocido.

FIN.

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