El lobo que chocó con la pared


En un bosque encantado, vivía un lobo llamado Ruffo. Ruffo era un lobo amable, pero desafortunadamente, un día mientras corría por el bosque, no vio una gran pared y chocó de frente contra ella.

El impacto fue tan fuerte que su rostro quedó desfigurado y se convirtió en el lobo más feo que jamás se había visto en el bosque. A pesar de tener un corazón noble, Ruffo era rechazado por los demás animales del bosque debido a su apariencia.

- Un día, Ruffo se encontró con Gaviota, una simpática gaviota que estaba de paso en el bosque. "¡Hola, Ruffo! Soy Gaviota. ¿Por qué estás tan triste?" - preguntó Gaviota con curiosidad. "Hola, Gaviota.

Estoy triste porque nadie quiere ser mi amigo. Soy muy feo debido a un accidente que tuve", respondió Ruffo con tristeza.

Gaviota, con una sonrisa bondadosa, le dijo a Ruffo: "No importa cómo luzcas por fuera, lo que realmente importa es quién eres por dentro. Vamos, te enseñaré a ver la belleza en las cosas de una manera diferente".

- A partir de ese día, Gaviota pasó mucho tiempo con Ruffo, enseñándole a apreciar la belleza del bosque en los pequeños detalles, como el brillo del sol entre las hojas, el canto alegre de los pájaros y el suave murmullo del arroyo. Ruffo empezó a darse cuenta de que la verdadera belleza estaba en todas partes, incluyéndolo a él mismo.

Con el tiempo, los demás animales del bosque notaron el cambio en Ruffo y comenzaron a acercarse a él, dándole la oportunidad de demostrar que su apariencia no definía quién era.

Ruffo se convirtió en un lobo querido y respetado en el bosque, demostrando a todos que la verdadera belleza proviene del interior. Y así, Ruffo aprendió que lo que importa es cómo uno se siente consigo mismo, no cómo lo ven los demás.

- Y a partir de ese día, el bosque encantado nunca fue el mismo, porque Ruffo enseñó a todos que la verdadera belleza está en el corazón."

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