El lobo que encontró amigos


Había una vez, en un hermoso bosque encantado, dos amigos llamados Aitor y Bruna. Ambos eran aventureros y siempre estaban dispuestos a descubrir cosas nuevas.

Un día, decidieron adentrarse en el profundo bosque para explorar y disfrutar de la naturaleza. Mientras caminaban entre los árboles altos y frondosos, escucharon un ruido extraño que venía de detrás de unos arbustos. Curiosos como eran, se acercaron sigilosamente para ver qué era lo que causaba ese sonido.

Para su sorpresa, encontraron a un lobo de pelaje grisáceo sentado junto a un arroyo. El lobo parecía triste y solitario. Aitor y Bruna se miraron con asombro pero no tuvieron miedo.

"Hola señor lobo ¿qué te pasa?"- preguntó Aitor con ternura. El lobo levantó la cabeza sorprendido por la pregunta amable del niño y respondió: "Estoy muy triste porque todos me tienen miedo por mi apariencia".

Bruna se acercó al lobo con cautela y le dijo: "No debes preocuparte por eso, nosotros no te tenemos miedo". El lobo miró a los niños con gratitud en sus ojos brillantes. Nunca antes había encontrado alguien que no le tuviera miedo solo por ser un lobo.

Aitor sugirió: "¿Por qué no vienes con nosotros? Podemos enseñarte que hay muchas personas amables en el mundo". El lobo dudó por un momento pero finalmente aceptó la invitación.

Juntos emprendieron un emocionante viaje por el bosque, descubriendo plantas y animales que nunca habían visto antes. Mientras caminaban, se encontraron con una pequeña ardilla llamada Nuez. Ella también tenía miedo del lobo y siempre corría cuando lo veía.

Aitor y Bruna le explicaron a Nuez que el lobo no era peligroso y que solo quería ser su amigo. Nuez decidió darle una oportunidad al lobo y pronto se dieron cuenta de que tenían mucho en común.

Jugaron juntos, saltaron de rama en rama e incluso ayudaron a construir un refugio para protegerse de la lluvia. Con el tiempo, más animales del bosque se dieron cuenta de que el lobo no era malvado como pensaban.

Los pájaros cantaban canciones para él, los conejos jugaban a las escondidas y los ciervos compartían su comida. El lobo estaba feliz porque finalmente había encontrado amigos verdaderos que lo aceptaban tal cual era. Aitor, Bruna y todos los demás animales demostraron que la amistad no tiene barreras ni prejuicios.

Así fue como Aitor, Bruna y el lobo vivieron muchas aventuras juntos en ese hermoso bosque encantado. Y desde aquel día, todos aprendieron la importancia de mirar más allá de las apariencias y valorar la amistad sincera.

Y así termina esta historia infantil inspiradora y educacional sobre cómo Aitor y Bruna encontraron al lobo de Caperucita en el bosque. Una historia donde los prejuicios son derribados por la amistad genuina y el respeto hacia los demás.

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