El lobo que encontró la bondad
Había una vez, en un bosque encantado, un lobo llamado Max que vivía solo y siempre estaba hambriento. Max era conocido por ser el más feroz de todos los lobos del bosque.
Siempre se le veía acechando a su presa, listo para atacar. Un día, mientras Max merodeaba por el bosque en busca de comida, vio a Caperucita Roja caminando por el sendero.
Estaba tan concentrada en su camino que no se percató de la presencia del lobo. Max decidió seguir a Caperucita y esperar el momento perfecto para saltar sobre ella. Pero conforme pasaba el tiempo, algo extraño comenzó a sucederle al lobo.
En lugar de sentir hambre al verla, sentía mariposas en el estómago cada vez que la observaba caminar con su capa roja brillante y sus rizos dorados bailando al viento. Max quedó completamente confundido ante estos nuevos sentimientos. Nunca antes había sentido algo así por alguien más.
Entonces decidió acercarse a Caperucita y hablar con ella. —"Hola" , dijo tímidamente Max. Caperucita lo miró sorprendida y respondió: "¡Oh! Hola señor lobo, ¿qué hace usted aquí?"Max sonrió nerviosamente y explicó: "Bueno... es que...
he estado siguiéndote durante algún tiempo y me di cuenta de que ya no quiero hacerte daño".
Caperucita quedó asombrada ante las palabras del lobo y preguntó: "¿Por qué has cambiado tu actitud hacia mí?"El lobo suspiró y confesó: "Caperucita, desde que te vi caminando por el bosque, algo cambió dentro de mí. Ya no quiero ser un lobo feroz y solitario. Quiero ser mejor, pero no sé cómo".
Caperucita sonrió comprensivamente y dijo: "Max, todos tenemos la capacidad de cambiar si realmente lo deseamos. Tal vez puedas empezar por ayudar a los demás en lugar de lastimarlos". Max asintió emocionado con las palabras de Caperucita y decidió poner su nueva actitud en práctica.
Poco después, Max se encontró con los tres cerditos construyendo sus casitas. En lugar de intentar soplarlas como siempre había hecho antes, decidió ofrecerles su ayuda. "Hola chanchitos", saludó Max amigablemente.
Los cerditos se miraron entre sí sorprendidos y uno de ellos respondió: "¿Tú nos quieres ayudar? Pero eres un lobo feroz". Max sonrió sinceramente y explicó: "Solía ser un lobo feroz, pero ahora he cambiado. Quiero hacer cosas buenas por los demás".
Con el tiempo, Max se convirtió en un gran amigo para todos los habitantes del bosque encantado. Ayudaba a recolectar frutas para Alicia la ardilla, cuidaba del nido de pajaritos abandonados e incluso plantaba árboles nuevos para mantener el equilibrio del bosque.
Un día, mientras caminaba por el bosque plantando semillas cerca del gran roble centenario llamado Don Árbol, Max sintió una extraña sensación en su pecho al ver a Caperucita Roja acercarse. Caperucita sonrió y dijo: "Hola Max, me alegra verte aquí.
Estoy impresionada por todos los cambios positivos que has hecho". Max se sonrojó y respondió: "Gracias Caperucita. Todo esto ha sido posible gracias a ti. Me has mostrado que puedo ser mejor de lo que era".
Los dos comenzaron a pasar más tiempo juntos, compartiendo risas y aventuras en el bosque encantado. Y así, el lobo feroz se convirtió en un lobo amable y cariñoso, mientras Caperucita encontraba un amigo inesperado en él.
Esta historia nos enseña que todos tenemos la capacidad de cambiar si realmente lo deseamos. También nos muestra cómo las segundas oportunidades pueden llevarnos por caminos inesperados hacia la felicidad y el amor verdadero.
Y así, Max, Caperucita Roja y los demás habitantes del bosque vivieron felices para siempre, demostrando al mundo que incluso los lobos pueden encontrar su camino hacia la bondad.
FIN.