El lobo Rufus, amigo de la montaña
En lo profundo de la montaña vivía un lobo llamado Rufus. Rufus era diferente a los demás lobos, ya que en lugar de cazar animales, él se divertía asustando a los niños que se aventuraban por el bosque.
Los pequeños lugareños le temían y evitaban pasar cerca de su guarida. Un día, tres valientes amigos llamados Martina, Facu y Juan decidieron explorar la montaña en busca de aventuras.
Mientras caminaban entre los árboles, escucharon un aullido escalofriante que provenía de la cueva de Rufus. - ¡Qué miedo! ¿Escucharon eso? -dijo Martina con voz temblorosa. - Sí, seguro es el lobo malo que vive aquí -respondió Facu con preocupación.
- No podemos retroceder ahora, debemos seguir adelante juntos -dijo Juan tratando de infundir coraje en sus amigos. Decididos a enfrentar sus miedos, continuaron avanzando hasta encontrarse cara a cara con Rufus.
El lobo les gruñó amenazadoramente, pero en lugar de atacarlos, les habló con voz suave y triste:- Niños, sé que me temen y creen que soy malvado. Pero en realidad solo quiero protegerlos. En esta montaña hay peligros mayores que yo. Deben tener cuidado con las personas extrañas que buscan hacerles daño.
Los niños quedaron sorprendidos al escuchar las palabras del lobo y comenzaron a comprender la importancia de no hablar con desconocidos. - ¿Cómo sabremos quiénes son buenas personas? -preguntó Martina con curiosidad.
Rufus les explicó que debían fijarse si esas personas eran conocidas por sus padres o si ellos mismos les daban permiso para interactuar con ellos. Les enseñó a confiar en su instinto y a no dejarse engañar por apariencias amables.
A partir de ese día, Martina, Facu y Juan aprendieron valiosas lecciones sobre seguridad y confianza. Descubrieron juntos nuevos lugares en la montaña sin temor al lobo Rufus, quien se convirtió en su amigo y protector.
Con el tiempo, los niños comprendieron que no todas las criaturas o personas desconocidas eran peligrosas como pensaban inicialmente. Aprendieron a discernir entre la bondad y la maldad gracias a las enseñanzas del sabio lobo Rufus.
Y así, entre risas y juegos bajo el sol brillante de la montaña, Martina, Facu y Juan forjaron una amistad inquebrantable mientras seguían explorando juntos nuevos horizontes llenos de aventuras y aprendizajes.
FIN.