El lobo solitario y el pez curioso



Había una vez un lobo llamado Lucas que vivía en el bosque junto al río. Un día, mientras caminaba por la orilla del agua, vio algo brillante y colorido nadando entre las rocas.

¡Era un pez! Lucas se acercó sigilosamente al borde del río y observó cómo el pez se movía con gracia y agilidad. Estaba fascinado por su belleza y elegancia. Pero también sentía curiosidad por saber más sobre él.

"Hola, pequeño pez", dijo Lucas con voz amigable. El pez se sobresaltó y rápidamente nadó hacia atrás para alejarse del lobo. "No tengas miedo", le aseguró Lucas. "Solo quiero hablar contigo". El pez miró a Lucas con cautela pero decidió acercarse lentamente.

"¿Por qué te interesas por mí?", preguntó el pez con voz temblorosa. Lucas sonrió comprensivamente. "Es que nunca antes había visto a un pez tan hermoso como tú. Me gustaría saber más sobre ti". El pez pareció sorprenderse.

"Nadie nunca ha mostrado interés en mí antes", admitió tímidamente. Lucas se sentó en la orilla del río y invitó al pez a hacer lo mismo. "Cuéntame tu historia, amigo pececito". Y así comenzaron a charlar durante horas.

El pez le habló de sus aventuras bajo el agua, de los amigos que había hecho y de los desafíos que enfrentaba cada día para encontrar comida y mantenerse seguro de los depredadores más grandes.

A medida que pasaba el tiempo, Lucas y el pez se hicieron amigos inseparables. Lucas aprendió a nadar en el río y el pez le enseñó cómo atrapar peces pequeños sin hacerles daño.

Un día, mientras exploraban juntos una parte más profunda del río, escucharon un grito de auxilio. Era un patito que estaba atrapado entre las ramas de un árbol caído. "¡Tenemos que ayudarlo!", exclamó Lucas con determinación. El pez asintió y nadaron rápidamente hacia donde estaba el patito.

Con su agilidad bajo el agua, el pez logró desenredar al patito y liberarlo de su aprieto. El patito estaba extremadamente agradecido. "¡Muchas gracias por salvarme! ¿Cómo puedo recompensarlos?"Lucas sonrió amablemente. "No necesitamos ninguna recompensa. Solo queremos ser buenos amigos".

Desde ese día, Lucas, el pez y el patito se convirtieron en los mejores amigos del bosque. Juntos exploraron cada rincón del río, ayudaron a otros animales en problemas y aprendieron la importancia de la amistad y la colaboración.

Así es como un lobo solitario encontró la felicidad al conocer a un pequeño pez en el río. Y juntos demostraron que no importa cuán diferentes seamos, siempre podemos encontrar cosas maravillosas cuando nos abrimos a nuevas amistades.

FIN.

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