El lobo valiente



Había una vez en un tranquilo pueblo llamado Villa Felina, donde vivían muchos animales de diferentes especies.

Entre ellos se encontraban un lobo temeroso llamado Miedo, un gato juguetón llamado Casa y un humano amante de los animales llamado Juan. Miedo era conocido por tener miedo a casi todo: a la oscuridad, a los ruidos fuertes e incluso a su propia sombra.

Siempre se escondía en su cueva durante el día y solo salía cuando estaba seguro de que no había peligro. Un día, mientras Miedo merodeaba por el bosque en busca de comida, escuchó un ruido extraño proveniente de una casa abandonada. Su corazón comenzó a latir más rápido y sus patas temblaban de puro miedo.

Sin embargo, su curiosidad pudo más que su temor y decidió investigar.

Al entrar en la casa abandonada, Miedo vio algo que lo dejó completamente petrificado: ¡un gato negro jugando con una bola de estambre! El lobo nunca había visto a un gato tan cerca antes y estaba convencido de que aquel felino era peligroso. Casa, el gato negro, notó la presencia del lobo asustado y decidió acercarse para conocerlo mejor.

"¡Hola! ¿Eres nuevo por aquí?"- preguntó Casa con voz amigable. "S-sí... soy M-m-m-mie-d-do"- balbuceó Miedo sin poder evitar tartamudear debido al miedo extremo que sentía. Casa sonrió comprensivamente y le dijo: "No tienes por qué tener miedo de mí.

Soy un gato inofensivo que solo quiere jugar y hacer amigos. ¿Quieres jugar conmigo?"-Miedo, aunque dudoso, aceptó la invitación de Casa y comenzaron a jugar juntos.

Con el paso del tiempo, Miedo se dio cuenta de que no tenía nada que temer al estar cerca de Casa. El gato siempre fue amigable y nunca le hizo daño. Un día, mientras jugaban en el bosque, escucharon gritos desesperados provenientes del pueblo.

Corrieron hacia allí y descubrieron que una casa estaba en llamas. Juan, el humano amante de los animales, estaba atrapado dentro. Sin pensarlo dos veces, Miedo superó su miedo y corrió hacia la casa en llamas para rescatar a Juan.

Casa lo siguió de cerca para ayudarlo en lo que pudiera. Con valentía y determinación, Miedo logró entrar a la casa incendiada y sacar a Juan justo a tiempo. Todos los animales del pueblo felino aplaudieron emocionados por el acto heroico de Miedo.

A partir de ese día, Miedo dejó atrás sus miedos irracionales gracias al apoyo y la amistad incondicional de Casa. Aprendió que enfrentar sus temores le permitía hacer cosas increíbles.

El pequeño lobo descubrió su valentía interior y se convirtió en un héroe localmente reconocido por su coraje. Incluso recibió una medalla especial por haber salvado la vida de Juan.

Desde entonces, Miedo se convirtió en el defensor del pueblo felino junto a Casa, demostrando que todos podemos superar nuestros miedos si tenemos suficiente confianza en nosotros mismos y contamos con amigos que nos apoyen. Y así, Miedo, Casa y Juan vivieron felices en Villa Felina, enseñando a todos que el miedo no debe ser un obstáculo para alcanzar nuestros sueños.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!