El Lobo y Caperucita en el Bosque Encantado
En un hermoso bosque encantado, donde los árboles susurraban historias y los ríos cantaban melodías, vivía un lobo llamado Lucho. Lucho era un lobo muy especial; en lugar de asustar a los animales del bosque, se dedicaba a ayudar a los demás. Siempre llevaba en su mochila un poco de comida por si alguien lo necesitaba y tenía un gran corazón.
Un día, mientras caminaba por un sendero entre árboles altísimos, vio a una niña con una capa roja brillante que le llamaba la atención. Era Caperucita Roja, que iba de camino a casa de su abuela. Lucho nunca había hablado con Caperucita, pero la había visto en el bosque antes jugando con las flores.
"¡Hola, Caperucita!" - dijo Lucho con una sonrisa.
"Hola, Lucho. ¿Qué haces por aquí?" - respondió Caperucita, un poco asustada pero también curiosa.
"Voy a ayudar a mis amigos del bosque. Siempre es bueno conocer nuevas personas y ayudar en lo que se pueda. ¿Y vos, qué llevas en esa canasta tan linda?"
"Llevo unas galletas para mi abuela. Está un poco sola, y creo que unas galletas la harían muy feliz." - dijo Caperucita, con una sonrisa.
Lucho pensó que sería una buena idea acompañarla hasta la casa de su abuela. Pero en ese momento, escucharon un ruido extraño. Era un grupo de animales del bosque asustados.
"¿Qué pasó?" - preguntó Lucho, preocupado.
"El zorro está haciendo ruidos raros y está asustando a todos. No sabemos qué hacer!" - dijo un pájaro azul, moviendo sus alas nerviosamente.
Lucho se sintió llamado a la acción.
"Caperucita, ¿te gustaría ayudarme? Juntos podemos calmar al zorro y ayudar a los demás animales. Luego te llevaré a casa de tu abuela. "
"¡Sí! Me encantaría ayudar!" - respondió Caperucita, sintiéndose valiente.
Mientras se acercaban a donde estaba el zorro, los sonidos se hacían más fuertes. Lucho tomó la iniciativa.
"¡Hola, zorro! Aquí estamos para ayudarte, ¿qué sucede?"
El zorro, que estaba enrollado en unas ramas, comenzó a llorar.
"No puedo salir de aquí, me he enredado y no sé cómo liberarme!" - dijo con voz temblorosa.
"No te preocupes, amigo. Vamos a ayudarte!" - dijo Lucho, acercándose cautelosamente.
Caperucita se puso al lado de él y, juntos, comenzaron a desenredar al zorro. Aunque al principio fue difícil y el zorro temía que lo lastimaran, pronto se sintió más seguro.
"Gracias, gracias! No sé qué habría hecho sin ustedes" - dijo el zorro, al verse libre.
"Ahora que estás bien, podemos ser amigos!" - dijo Caperucita, sonriente.
Después de ayudar al zorro, los tres se hicieron grandes amigos. Lucho guió a Caperucita hasta la casa de su abuela, pero antes de irse, el zorro tuvo una idea brillante.
"¿Por qué no organizamos una fiesta en el bosque para celebrar nuestra amistad? Todos los animales estarían felices!"
Caperucita y Lucho, entusiasmados, empezaron a planear la mejor fiesta del bosque.
Y así fue como Lucho, Caperucita y el zorro organizaron una hermosa fiesta. Invitaron a todos los animales, cocinaron galletas, hicieron juegos y al final del día, todos se unieron para cantar y bailar bajo la luna.
"Hoy aprendí que no hay que juzgar a los demás por su apariencia. A veces, las sorpresas vienen de aquellos que menos esperamos." - dijo Caperucita.
"Y es más divertido ayudar a otros que quedarse solo. Todos pudimos hacerlo juntos!" - añadió Lucho.
Desde ese día, Lucho, Caperucita y el zorro se volvieron amigos inseparables. Aprendieron que el trabajo en equipo y la bondad podían hacer del bosque un lugar mucho mejor. Y así, cada vez que alguien necesitaba ayuda, ya no estaba solo, porque siempre había amigos dispuestos a brindar su mano.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.