El lobo y el corderito



Había una vez en el bosque un lobo solitario que siempre estaba hambriento. Un día, mientras recorría el bosque en busca de comida, se encontró con un pequeño corderito que pastaba felizmente.

El lobo, con sus ojos brillantes, se acercó sigilosamente al corderito, que al verlo se asustó y comenzó a temblar. El lobo, con voz suave y astuta, le dijo al corderito: -Hola, amiguito, ¿qué haces por aquí tan solito? El corderito, temeroso, respondió: -Estoy pastando, señor lobo...

solo estoy buscando algo de comer. El lobo, con una sonrisa maliciosa, le dijo: -Yo puedo ayudarte a encontrar algo delicioso para comer. Sígueme. El corderito, confiando en las palabras del lobo, decidió seguirlo.

Mientras caminaban juntos, el lobo pensaba en cómo podría atrapar al corderito sin que pudiera escapar. Pero algo sorprendente sucedió. En el camino, se encontraron con un granjero que tenía muchas ovejas.

El granjero, al ver al lobo, gritó: -¡Cuidado, corderito! ¡Ese lobo es peligroso! El corderito, asustado, miró al lobo con ojos de preocupación. El lobo, sintiéndose descubierto, huyó asustado.

El corderito, agradecido por la ayuda del granjero, se dio cuenta de que no siempre es seguro confiar en extraños, y que es importante escuchar a quienes nos quieren y nos cuidan. Desde ese día, el corderito aprendió a ser más precavido y a no dejarse llevar por las palabras bonitas de aquellos que no conocía. Y vivieron felices para siempre, cuidándose mutuamente.

FIN.

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