El lobo y el perro



En un bosque frondoso vivía un lobo solitario llamado Lupo. Todos los días recorría el bosque en busca de alimento, pero nunca parecía tener suficiente.

Un día, Lupo se topó con un perro llamado Firulais que vivía en una casa cercana al bosque. - ¡Hola, amigo lobo! ¿Por qué siempre estás buscando comida de esa manera? - preguntó Firulais. - Es que en el bosque escasea la comida y debo cazar para sobrevivir, - respondió Lupo.

Firulais, compadecido por el lobo, le propuso: - ¿Por qué no vienes conmigo a la casa de mis dueños? Ellos siempre me llenan el plato con la mejor comida.

A pesar de la desconfianza inicial de Lupo, decidió seguir a Firulais. Al llegar a la casa del perro, Lupo se encontró con un mundo nuevo y emocionante. Disfrutó de la compañía de Firulais y de todas las atenciones que le daban.

Poco a poco, el lobo comenzó a perder sus instintos salvajes y a disfrutar de la vida doméstica. Sin embargo, la curiosidad de Lupo lo llevó de regreso al bosque. Allí, se reencontró con su antigua manada, pero ellos lo rechazaron por haber convivido con el perro.

Lupo, dolido, regresó a la casa de Firulais donde encontró comprensión y cariño. Con el tiempo, Lupo se convirtió en un perro más, pero nunca olvidó sus raíces.

Comprendió que la convivencia pacífica y el cariño podían cambiar su vida para siempre. A partir de ese día, el lobo y el perro se convirtieron en los mejores amigos, enseñándoles a todos que la amistad no conoce de diferencias ni prejuicios.

FIN.

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