El Lobo y la Arana Amiga



Había una vez, en un bosque encantado, un lobo llamado Lobo. Era muy solitario y siempre se sentía triste porque no tenía amigos con quien jugar.

Un día, mientras caminaba por el bosque, encontró una araña que estaba atrapada en su propia tela de araña. "Hola pequeña araña, ¿qué te ha pasado?" preguntó Lobo. "Estoy atrapada en mi propia tela de araña y no puedo liberarme" respondió la araña con tristeza.

Lobo decidió ayudar a la araña y juntos lograron liberarla de su tela. La araña estaba muy agradecida y le dijo a Lobo:"Gracias por ayudarme, eres un buen amigo". Desde ese momento, Lobo y la araña se convirtieron en grandes amigos.

Juntos exploraban el bosque y descubrían cosas nuevas cada día. Un día, mientras jugaban al escondite en el bosque, encontraron un árbol mágico con hojas de ámbar.

Decidieron investigar más sobre este árbol mágico y descubrieron que las hojas podían curar cualquier enfermedad o herida. Lobo recordó que había una princesa enferma en el castillo cercano del reino vecino. Decidió junto con su amiga la araña llevar algunas hojas del árbol mágico para curar a la princesa.

Cuando llegaron al castillo fueron recibidos por los guardias quienes les preguntaron qué hacían allí. "Venimos a ver a la princesa enferma" respondió Lobo valientemente. Los guardias estuvieron indecisos pero finalmente los dejaron pasar.

Lobo y la araña entraron en el castillo y encontraron a la princesa acostada en su cama, muy enferma. Lobo colocó las hojas de ámbar sobre la frente de la princesa y le susurró:"Princesa, no te preocupes, pronto estarás bien".

La magia del árbol hizo efecto inmediatamente y la princesa se sintió mejor al instante. La princesa estaba tan emocionada que decidió dar una fiesta para celebrar su recuperación. En esa fiesta, Lobo y la araña conocieron a muchos otros animales mágicos del bosque encantado.

Y así, Lobo aprendió que nunca es tarde para hacer nuevos amigos y que siempre puede ayudar a alguien necesitado. Desde ese día en adelante, Lobo ya no se sentía solo porque tenía muchos amigos con quienes jugar en el bosque encantado.

Y cada vez que recordaba aquella aventura en el castillo con su amiga la araña sonreía felizmente sabiendo que había hecho algo bueno por alguien más.

FIN.

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