El lobo y la capirucita roja



Había una vez en un hermoso bosque, una niña llamada Caperucita Roja. Un día, su mamá le pidió que llevara una canasta con comida a su abuelita, que vivía al otro lado del bosque.

Caperucita Roja se puso su capucha roja y emprendió el camino. Mientras caminaba, el lobo feroz la observaba desde lejos, con intenciones de hacerle daño. -¡Hola, Caperucita! ¿Adónde vas tan solita? -le dijo el lobo fingiendo amabilidad.

-Voy a llevarle comida a mi abuelita, que está enfermita -contestó inocentemente Caperucita. El lobo maquinó un plan para llegar antes a la casa de la abuelita y hacerse pasar por ella. Cuando Caperucita llegó, el lobo ya estaba en la cama esperándola.

-¡Abuelita, qué ojos tan grandes tienes! -exclamó Caperucita sorprendida. -Son para verte mejor, querida -respondió el lobo disfrazado. El lobo se abalanzó sobre Caperucita, pero en ese momento, el leñador valiente, que había estado siguiendo al lobo, llegó y lo ahuyentó.

La abuelita estaba a salvo y el lobo huyó asustado. Caperucita Roja aprendió que no todo el mundo es lo que parece, y que siempre debe estar alerta.

Desde ese día, nunca más volvió a meterse sola en el bosque, y siempre escuchaba los consejos de los adultos. Y el lobo comprendió que sus malas acciones no lo llevarían a nada bueno, y decidió cambiar su forma de actuar, convirtiéndose en un lobo amable y servicial.

Todos vivieron felices en el bosque, aprendiendo a confiar en las personas correctas y a cuidarse de los peligros.

FIN.

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