El lobo y la luna




En un frío bosque vivía un lobo solitario llamado Lucas. Todas las noches, cuando el viento soplaba y el cielo se llenaba de estrellas, Lucas salía a pasear. Pero algo lo inquietaba: el lobo sentía un profundo deseo de encontrar el calor de la luna. '¿Cómo puedo estar más cerca de la luna?', se preguntaba una y otra vez. Decidido a resolver ese enigma, Lucas emprendió un viaje hacia la montaña más alta del bosque, desde donde pensaba que sería más sencillo alcanzar su meta.

Durante su travesía, el lobo conoció a diferentes animales que lo motivaron a seguir adelante. Encontró a un búho sabio que le dijo: 'La luna está en todas partes. Solo debes sentir su luz y su energía'. Sin embargo, Lucas no comprendía del todo esas palabras y continuó su camino.

Una noche, en lo más alto de la montaña, Lucas se detuvo a contemplar el brillo plateado de la luna. '¡Ahí está!', exclamó emocionado. Pero algo extraño sucedió. Cuando el lobo intentó acercarse, la luna se alejaba. Lucas se desesperó y, sin entender por qué, comenzó a correr tras ella. Cuanto más corría, más lejos se sentía de su objetivo. Exhausto, se sentó y comenzó a llorar.

En ese momento, una voz dulce y suave se oyó a su lado. Era un zorro anciano que le dijo: 'Lucas, la luna no tiene calor en sí misma, pero su luz puede iluminar tu camino en las noches oscuras. En lugar de perseguirla, aprende a disfrutar de su compañía y a buscar su guía en tus momentos más difíciles'. El lobo se detuvo a reflexionar y, finalmente, comprendió las palabras del zorro.

A partir de ese día, Lucas dejó de buscar el calor de la luna y comenzó a disfrutar su luz, dejando que lo guiara en sus noches solitarias. Además, empezó a compartir su sabiduría con otros animales del bosque, convirtiéndose en un amigo entrañable para todos.

La luna, viendo la valentía y determinación del lobo, decidió acercarse a él, regalándole un brillo especial en su pelaje. Desde entonces, Lucas lucía como una estrella brillante en el bosque, y la luz de la luna siempre lo acompañaba en su caminar.

FIN.

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