El lobo y la pantalla rota



Había una vez una niña llamada Caperucita que vivía en un pequeño pueblo rodeado de un hermoso bosque. Caperucita era muy curiosa y siempre llevaba consigo su celular, con el que se comunicaba con su abuelita.

Un día, mientras Caperucita caminaba por el bosque, se le cayó el celular y la pantalla quedó completamente rota. La niña se puso triste porque no podría hablar con su abuela hasta que lo arreglara. Decidió entonces buscar ayuda para repararlo.

Mientras buscaba entre los árboles, escuchó un ruido extraño y vio a lo lejos a un lobo. El lobo parecía amigable y se acercó lentamente hacia ella.

"Hola Caperucita, ¿qué te ha pasado?"- preguntó el lobo preocupado al verla triste. Caperucita le contó sobre su celular roto y cómo necesitaba repararlo para poder hablar con su abuela. El lobo sonrió y le ofreció llevarla a casa de su abuela para pedirle ayuda.

El camino hacia la casa de la abuelita fue largo pero muy divertido. El lobo cantaba canciones y contaba chistes para animar a Caperucita. Juntos llegaron finalmente a la casa de la abuela.

Cuando entraron, encontraron a la abuela sentada en una mecedora disfrutando de su jubilación. La abuelita tenía muchas habilidades útiles, como coser y arreglar cosas rotas. Caperucita explicó lo ocurrido y mostró el celular roto a su abuela. La anciana sonrió cariñosamente y le dijo:"No te preocupes, querida.

Tengo una idea para arreglarlo. Pero antes, cuéntame cómo ha sido tu día en el bosque. "Caperucita compartió emocionada todas las aventuras que vivió con el lobo mientras buscaba ayuda.

La abuela tomó su caja de herramientas y comenzó a trabajar en el celular roto. Con paciencia y habilidad, logró repararlo por completo. Cuando Caperucita vio su celular funcionando nuevamente, saltó de alegría y abrazó a su abuela agradecida.

"¡Abuelita, eres la mejor! ¡Gracias por ayudarme!"- exclamó Caperucita emocionada. La abuelita sonrió orgullosa y le dijo:"Siempre estoy aquí para ti, mi niña. Y recuerda, aunque los objetos materiales son importantes, lo más valioso es el amor y la compañía de nuestros seres queridos.

"Caperucita aprendió una gran lección ese día: que no importa si algo se rompe o sale mal; siempre habrá alguien dispuesto a ayudar y encontrar soluciones.

Además, comprendió que las cosas materiales no son tan importantes como compartir momentos especiales con quienes amamos. Desde aquel día, Caperucita valoró más las experiencias que vivía en el bosque junto al lobo y apreciaba aún más los momentos felices junto a su abuelita.

Y así termina esta historia llena de enseñanzas sobre la importancia del amor familiar y la amistad verdadera.

FIN.

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