El Lobo y su Trabajo Ideal
Había una vez en un bosque encantado, un lobo llamado Lucho. A diferencia de otros lobos, Lucho era bueno y tenía un corazón enorme. Un día, mientras caminaba por el bosque, empezó a pensar en cuál sería su trabajo ideal.
"¡Qué difícil es encontrar un trabajo que amé!" - se lamentó Lucho mientras se acomodaba sobre una piedra grande.
Mientras reflexionaba, se acercó su amigo el conejo Ramón.
"¿Por qué tan pensativo, Lucho?" - preguntó Ramón, con curiosidad.
"Estoy buscando cuál es mi trabajo ideal, pero no sé por dónde empezar" - respondió Lucho.
Ramón, que era muy sabio a pesar de ser pequeño, se le ocurrió una idea.
"¿Por qué no hacemos una lista de cosas que te gusta hacer? Tal vez eso te ayude a descubrirlo."
Lucho sonrió utilizando toda su imaginación, pensó en las cosas que le gustaban.
"Me gusta cuidar de los demás, contar historias, y disfrutar el aire libre" - dijo emocionado.
"¡Entonces, podrías ser un cuentacuentos!" - sugirió Ramón.
A Lucho le pareció genial, así que decidió probar una vez que la luna estuviera alta. Se fue a la parte más bonita del bosque, donde había una linda claridad. Todos los animales estaban allí, curiosos por ver qué pasaba.
"¡Hola a todos!" - gritó Lucho, un poco nervioso. "Hoy quiero contarles una historia sobre la amistad y la bondad."
Los animales se acomodaron para escuchar. Lucho comenzó a contar una historia de un ratón que ayudó a un león, y cómo el león, a su vez, salvó al ratón de un peligro. La historia captó la atención de todos, y al final, Lucho tuvo una gran ovación.
La noche terminó con risas y buenos momentos. Pero, al otro día, Lucho estaba confundido.
"Ramón, creo que ser cuentacuentos me gusta, pero también quiero hacer algo más." - dijo, pensativo.
El conejo decidió llevar a Lucho a conocer a otros amigos y sus trabajos. Primero, fueron a la cueva de la murciégala Rita, que era una gran artista.
"¿Rita, qué es lo que más disfrutas de ser artista?" - preguntó Lucho.
"¡Crear cosas bellas para que los demás disfruten!" - respondió Rita entusiasmada.
Luego, se encontraron con el búho sabio, don Búho.
"Don Búho, ¿qué te gusta de ser un maestro?" - preguntó Lucho, intrigado.
"Me encanta compartir conocimientos y ver cómo otros aprenden a volar alto en sus sueños.” - respondió Búho.
Finalmente, conocieron a la tortuga Tina, quien era muy buena cuidando el jardín donde todos jugaban.
"Tina, ¿esché lo que más valorás de tu trabajo?" - pronunció Lucho.
"Que puedo aportar belleza y frescura a nuestro hogar" - dijo Tina con una sonrisa.
Después de conocer todos esos trabajos, Lucho estaba lleno de ideas.
"Tal vez mi trabajo ideal no sea uno solo, sino que en cada uno puedo sumar algo especial" - declaró Lucho a Ramón.
Así que decidió hacer un plan: sería cuentacuentos en el bosque, artísta pintando sobre hojas, maestro de juegos y por supuesto, ayudar a tener el jardín más florido.
Con el tiempo, Lucho se convirtió en el lobo más querido del bosque. A todos les encantaba escucharlo contar historias, pintando paisajes maravillosos y aprendiendo con él.
Los días pasaban y cada uno de sus nuevos amigos se unía a su proyecto, creando un lugar donde todos podrían ser felices.
Por fin, Lucho entendió una importante lección: su trabajo ideal no era un solo trabajo, sino un conjunto de cosas que lo hacían feliz.
Y así, Lucho vivió feliz en su bosque encantado, demostrando que con un poco de creatividad y ganas de ayudar a los demás, se pueden encontrar la verdadera felicidad y un propósito en la vida.
FIN.