El loro futbolista



Había una vez una niña llamada Luz que vivía en un pequeño pueblo rodeado de hermosos árboles. A Luz le encantaba jugar al fútbol, y siempre soñaba con ser una gran futbolista.

Un día, mientras jugaba en el parque, la pelota se escapó y rodó hasta llegar a la calle. Luz corrió tras ella, pero justo cuando iba a cruzar la calle, apareció un amable policía llamado Juan.

- ¡Alto! - gritó Juan deteniendo el tráfico para que Luz pudiera recuperar su pelota. Luz estaba muy agradecida y le dio las gracias al policía por salvarla.

Pero antes de poder continuar jugando, algo sorprendente sucedió: el loro del vecino voló desde un árbol cercano y agarró la pelota con su pico. - ¡Ayuda! ¡El loro se llevó mi pelota! - exclamó Luz asustada. Juan inmediatamente tomó acción e intentó persuadir al loro para que soltara la pelota.

Sin embargo, parecía que el loro no tenía intenciones de hacerlo. Fue entonces cuando surgió una idea brillante en la mente de Juan. - ¿Sabes qué? Creo que este loro quiere jugar contigo - dijo Juan a Luz con una sonrisa-.

Tal vez si juegas un rato con él, te devuelva la pelota. Luz dudaba un poco sobre cómo jugar con un loro, pero decidió confiar en las palabras del policía.

Comenzaron a correr juntos por el parque mientras el loro volaba cerca de ellos sosteniendo la pelota entre sus garras. Después de un rato, el loro soltó la pelota y Luz pudo recuperarla. Estaba emocionada y agradecida por haber tenido una experiencia tan única y divertida.

Sin embargo, también se dio cuenta de que el loro parecía estar triste ahora que había terminado el juego. - Oye, ¿qué te parece si le enseñamos al loro algunos trucos con la pelota? - sugirió Luz al policía.

Juan asintió con entusiasmo y juntos comenzaron a enseñarle al loro cómo hacer malabares con la pelota. Poco a poco, el loro empezó a imitarlos e incluso logró hacer algunos trucos sorprendentes. La noticia sobre el talentoso loro se extendió rápidamente por todo el pueblo.

El club local de fútbol decidió invitar al loro para hacer una presentación en su próximo partido. Y así fue como aquel pequeño pájaro se convirtió en la mascota oficial del equipo.

Luz aprendió muchas cosas importantes de esta aventura: que no hay límites para la diversión y que los animales pueden ser grandes compañeros de juego. También comprendió la importancia de ayudar a los demás y trabajar en equipo.

Desde aquel día, Luz siguió jugando al fútbol con pasión y nunca olvidó las lecciones que aprendió junto al policía Juan y su nuevo amigo emplumado.

Cada vez que veía un árbol o escuchaba el canto de un pájaro, recordaba lo valioso que es tener amistades inesperadas en nuestra vida. Y así, cada tarde después del colegio, Luz volvía al parque para jugar con sus amigos, incluyendo al loro. Juntos formaron un equipo invencible donde la amistad y el juego limpio siempre prevalecían.

FIN.

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