El loro humorista y la risa de la lora
En lo profundo de una colorida selva, vivía un loro llamado Lalo. Desde que era muy pequeño, Lalo soñaba con ser un gran humorista. Cada mañana, se paraba sobre una rama y practicaba chistes que solo él parecía encontrar graciosos. Sin embargo, su mayor deseo no era solo hacer reír a los demás, sino conquistar a Lora, la hermosa lora que siempre lo miraba desde la distancia.
Un día, decidió que era hora de hacer su primer show. Lalo convocó a todos los animales de la selva. "¡Vengan a ver mi espectacular show de comedia! Será el evento del año!" - gritó entusiasmado. Los animales, intrigados, comenzaron a llegar.
Cuando todos estaban sentados, Lalo se puso nervioso. "¡Hola, hola! ¿Quién está listo para reírse?" - preguntó con una gran sonrisa, aunque sus plumas temblaban un poco. Lora se acomodó en una rama, expectante.
Lalo comenzó con un chiste. "¿Por qué el jaguar no juega a las escondidas? Porque siempre... ¡se queda atrapado en la red!".
Los animales miraron unos a otros, sin reirse. Ver a Lora con su mirada seria lo puso aún más nervioso. Entonces, su amigo el mono, pensando en ayudarlo, hizo un gesto con una piola. Cuando Lalo dijo la palabra 'red', el mono tiró de la piola y todos comenzaron a reírse a carcajadas. "Jejeje, ¡muy bueno!" - gritó el tigre, riendo a mandíbula suelta.
Lalo, confundido pero feliz, siguió con su show.
Sin embargo, no todos los animales querían usar la piola. El perezoso, que estaba disfrutando de una siesta, despertó justo cuando Lalo empezó con un chiste sobre bananas. "¡No me hagas reír!" - murmuró. A lo que la tortuga le contestó: "¡Pero si no son bananas!".
Lalo, al darse cuenta de que no todos estaban tan entusiasmados, decidió cambiar su enfoque. "¿Y saben qué hace un pez cuando está en su computadora? ¡Nada!" En ese momento, Lora no pudo contener la risa. "¡Ja, ja, ja! ¡Eso sí es bueno!" - exclamó de manera espontánea.
Desde ese instante, Lalo sintió que el show tomó un nuevo giro. La risa de Lora se convirtió en la música que lo inspiraba.
Sin embargo, en un ataque de nervios, olvidó el siguiente chiste. Los animales comenzaron a murmurar y Lalo sintió que se le caía el mundo encima. "¡Esperen!" - gritó, intentando recuperar la atención. "¡Voy a contar un chiste de la selva! ¡Adivinen cuál es el colmo de un loro... ¡Tener plumas en la cabeza y no poder volar alto!" La risa fue explosiva, y esta vez, el mono ya no necesitó tirar de la piola.
Con cada broma, Lalo se sentía más seguro. Al finalizar su show, todos los animales aplaudieron con alegría. Lora voló hacia él. "¡Eres un gran humorista!"
Lalo sintió que su corazón latía rápido. "¡Gracias! Pero, ¿me dirías que ríes de verdad, sin la piola?"
"¡Claro que sí! Me hiciste reír genuinamente, Lalo." - le respondió con una sonrisa coqueta.
Así, entre risas y aplausos, Lalo y Lora comenzaron a pasar más tiempo juntos. Se convirtieron en el dúo cómico de la selva, creando chistes y haciendo reír a todos, sin la necesidad de una piola.
Lalo aprendió que la verdadera felicidad viene de ser uno mismo y de hacer reír sin necesidad de trucos. Y así, el loro humorista logró conquistar no solo a la lora, sino también el corazón de todos los animales de la selva con su auténtica risa y alegría.
Esa noche, mientras la luna iluminaba la selva, Lalo y Lora miraban las estrellas y soñaban juntos, listos para crear más momentos de risa y amistad.
FIN.