El loro que encontró su hogar


Había una vez un loro llamado Enzo que vivía en la selva. Un día, mientras volaba de árbol en árbol, se encontró con una familia muy especial.

Eran Anto, Oscar y Carla, quienes decidieron llevarlo a su casa para cuidarlo y darle todo el amor que necesitaba. Enzo llegó a su nueva casa con muchas emociones mezcladas.

Estaba triste porque extrañaba la libertad de volar por los cielos y enojado porque no entendía por qué tenía que dejar su hogar en la selva. La adaptación no fue fácil para él.

La mamá Anto se acercó cariñosamente a Enzo y le dijo: "¡Bienvenido a nuestra familia! Sabemos que es difícil para ti estar aquí, pero te prometemos que vamos a hacer todo lo posible para hacerte sentir amado". El papá Oscar también se acercó y agregó: "Eres parte de nosotros ahora, Enzo. Queremos que te sientas feliz y seguro aquí".

Carla, la hermana de Enzo, estaba muy emocionada por tener un loro en casa. Ella siempre había soñado con tener una mascota exótica como él. Poco a poco, Enzo comenzó a darse cuenta de lo maravilloso que era su nuevo hogar.

Cada día recibía mucho cariño y atención por parte de su familia adoptiva. Anto le preparaba deliciosas frutas frescas todos los días y Oscar le construyó un amplio espacio donde podía volar dentro de la casa.

Un día, mientras jugaban juntos en el jardín trasero, Carla le enseñó algunas palabras divertidas para decir. "-Hola, Enzo. ¿Quieres aprender a decir mi nombre? ¡Carla!", le dijo emocionada.

Enzo lo intentó y, aunque al principio le costó un poco, pronto logró decir el nombre de su nueva hermana. Con el tiempo, Enzo se fue adaptando más y más a su nueva vida. Empezó a disfrutar de las caricias que recibía en su plumaje y de los juegos con Carla.

También aprendió muchas palabras nuevas y se convirtió en un loro muy parlanchín. Un día, mientras estaba en la jaula observando por la ventana, vio volar a otros loros en libertad.

Sintió una mezcla de nostalgia y anhelo por volver a ser libre como ellos. Enzo decidió hablar con Anto sobre sus sentimientos. "-Mamá Anto, extraño mucho volar libremente por la selva", expresó con tristeza.

Anto entendió cómo se sentía Enzo y le respondió: "-Lo sé, querido Enzo. Es normal extrañar tu hogar anterior. Pero recuerda que ahora tienes una familia que te ama y cuida".

Eso hizo pensar a Enzo sobre todo lo bueno que había encontrado desde que llegó a su nuevo hogar: amor incondicional, comida deliciosa y compañía constante. A partir de ese momento, decidió enfocarse en el amor que recibía todos los días en lugar de pensar en lo que había dejado atrás.

Con el paso del tiempo, Enzo se convirtió en un loro feliz rodeado de cariño. Aprendió a valorar cada momento junto a su familia adoptiva y nunca olvidaría todo lo bueno que habían hecho por él.

Y así fue como Enzo encontró un nuevo hogar lleno de amor y felicidad. Aprendió que la familia no siempre es aquella con la que nacemos, sino aquella que nos acoge y nos brinda su cariño incondicional.

Y desde entonces, vivieron todos juntos en armonía, creando recuerdos inolvidables cada día.

Dirección del Cuentito copiada!