El loro sabio y la niña envidiosa



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, una niña llamada Belén. Belén era muy hermosa y talentosa, pero su mayor defecto era ser extremadamente celosa.

Siempre se comparaba con los demás y sentía envidia cuando veía a alguien destacar más que ella. Un día, llegó al pueblo un nuevo niño llamado Samuel. Samuel era un loro muy inteligente y divertido que había escapado de un circo.

Tenía la capacidad de hablar y entendía todo lo que le decían las personas. Belén, al enterarse de la llegada del loro parlante, sintió una mezcla de curiosidad y celos. Ella quería ser el centro de atención y no soportaba que alguien más pudiera robarle ese lugar.

Decidió acercarse a Samuel para conocerlo mejor. "Hola Samuel, ¿cómo te llamas?"- preguntó Belén con voz tímida pero llena de curiosidad. "¡Hola Belén! Me llamo Samuel, ¿y tú cómo te llamas?"- respondió el loro con entusiasmo.

"Soy Belén", dijo ella sin mucha emoción. A medida que pasaban los días, Belén empezó a pasar más tiempo con Samuel. El loro era muy amigable y siempre estaba dispuesto a jugar con ella.

Sin embargo, mientras más tiempo pasaba junto a él, más se daba cuenta de lo especial que era Samuel. El loro tenía habilidades increíbles para resolver problemas matemáticos y conocimientos sobre diferentes países del mundo.

Además, sabía contar chistes graciosos que hacían reír a todos los habitantes del pueblo. Belén comenzó a sentirse cada vez más insegura e inferior. No podía soportar que Samuel fuera tan talentoso y querido por todos.

Decidió idear un plan para engañarlo y así recuperar toda la atención para ella. Un día, Belén le propuso a Samuel participar en un concurso de talentos en el pueblo. Ella le dijo que sería una gran oportunidad para mostrar sus habilidades y ganarse el corazón de todos los habitantes.

Samuel aceptó emocionado la propuesta, sin sospechar las intenciones ocultas de Belén. Ambos se prepararon durante días para el concurso, ensayando canciones y trucos increíbles.

Llegó el día del concurso y todos estaban ansiosos por ver a Samuel en acción. Belén estaba nerviosa pero confiada en su plan malicioso. Cuando llegó su turno, ella subió al escenario y comenzó a actuar como si fuera una experta bailarina.

Pero cuando llegó el momento de presentar a Samuel, algo inesperado ocurrió. El loro no apareció por ningún lado. Todos miraron desconcertados mientras Belén fingía sorpresa e inocencia.

De repente, se escuchó una voz proveniente del público: era Samuel hablando desde lo alto de un árbol cercano al escenario. "¡Lo siento chicos! No pude llegar antes porque vi a unos niños pequeños perdidos y decidí ayudarlos". - exclamó Samuel disculpándose ante la sorpresa generalizada. Belén sintió un fuerte remordimiento en ese momento.

Se dio cuenta de lo egoísta que había sido al intentar engañarlo solo por celos. Corrió hacia el árbol donde estaba Samuel y le pidió disculpas de todo corazón. "Samuel, lo siento mucho por lo que hice.

Me dejé llevar por la envidia y no me di cuenta de lo maravilloso que eres. Eres un amigo increíble y quiero aprender de ti"- dijo Belén entre lágrimas.

Samuel, con su inteligencia y buen corazón, perdonó a Belén y le enseñó una valiosa lección sobre la importancia de valorar a los demás y reconocer nuestros propios talentos sin compararnos con los demás.

Desde ese día, Belén aprendió a apreciar las cualidades únicas de cada persona y a trabajar en sus propias habilidades sin sentir celos. Samuel se convirtió en su mejor amigo y juntos vivieron muchas aventuras llenas de risas y aprendizaje.

Así, Celosa, niña que engaño llamada Belén y Perico llamado Samuel, nos enseñan que la verdadera amistad es más fuerte que cualquier sentimiento negativo como los celos. Aprendieron a celebrar las diferencias entre ellos y a crecer juntos como personas mejores cada día.

FIN.

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