El Maestro de la Energía


Había una vez una pequeña escuela en la que la Educación Física no era muy valorada. Los niños pasaban todo el día sentados en sus pupitres, aprendiendo matemáticas y lengua, pero apenas se movían.

Un día llegó al pueblo un nuevo maestro de Educación Física. Se llamaba Tomás y era muy entusiasta y divertido. Quería enseñar a los niños lo importante que era hacer ejercicio para estar sanos y felices.

Al principio, los niños no estaban muy convencidos. Algunos decían que preferían quedarse sentados jugando videojuegos en casa, mientras que otros se burlaban de Tomás por su ropa deportiva colorida. Pero poco a poco, con paciencia y dedicación, Tomás fue ganándose la confianza de los niños.

Les enseñó juegos divertidos como el futbolito o el vóley en miniatura, les explicó cómo hacer ejercicios de calentamiento para evitar lesiones y les mostró cómo correr sin cansarse demasiado.

Los niños empezaron a disfrutar las clases de Educación Física cada vez más. Descubrieron que podían mover sus cuerpos de formas divertidas e interesantes, sin tener que estar todo el tiempo sentados.

Un día, durante una clase especialmente emocionante de carreras de relevos, uno de los niños le preguntó a Tomás: "-Maestro ¿cómo aprendiste tanto sobre Educación Física?"Tomás sonrió y respondió: "-Bueno chicos, antes fui un niño igual que ustedes. Pero siempre me gustó jugar al aire libre y hacer deportes con mis amigos.

Cuando crecí decidí estudiar para ser maestro de Educación Física, porque quería compartir esa pasión con otros niños. "Los niños se quedaron pensando en las palabras de Tomás.

Algunos empezaron a imaginar que ellos también podrían convertirse en maestros algún día, enseñando a otros niños lo importante que era hacer ejercicio. A partir de ese día, las clases de Educación Física se convirtieron en el momento más esperado por los niños.

Aprendieron a valorar su cuerpo y su salud, y descubrieron que la actividad física podía ser tan divertida como cualquier otro juego. Y así, gracias al entusiasmo y dedicación del maestro Tomás, la pequeña escuela se convirtió en un lugar lleno de energía y alegría.

Los niños aprendieron una valiosa lección: nunca es tarde para empezar a moverse y cuidar nuestro cuerpo.

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