El maestro de la melodía



Kevin era un niño pequeño pero con un corazón gigante. Desde que tenía uso de razón, la música siempre había sido su pasión.

Le encantaba escuchar todo tipo de géneros, desde el rock hasta la salsa, y soñaba con poder tocar algún instrumento algún día. Un día, mientras paseaba por el parque, Kevin escuchó unos acordes de guitarra que lo dejaron maravillado. Se acercó sigilosamente y vio a un señor mayor tocando con maestría.

Fascinado por la melodía, Kevin se quedó a escucharlo durante horas. Al terminar la canción, el hombre notó la presencia del niño y le preguntó: "¿Te ha gustado mi música, chiquitín?".

Kevin asintió emocionado y le confesó al músico que él también quería aprender a tocar la guitarra. El hombre sonrió y le dijo: "Si tienes pasión por la música, no hay límites para lo que puedes lograr".

Desde ese día, el anciano músico se convirtió en el mentor de Kevin. Le enseñaba acordes, ritmos y secretos musicales todos los días después de clases. Kevin practicaba con dedicación y entusiasmo cada noche en su habitación.

Un mes antes del festival anual del pueblo, el músico sorprendió a Kevin con una noticia emocionante: iban a tocar juntos en el escenario principal. Kevin estaba nervioso pero emocionado. Llegó el gran día del festival y miles de personas se congregaron para disfrutar de la música.

Cuando llegó el turno de Kevin y su mentor, subieron al escenario con sus guitarras listas para tocar. "¡Hola a todos! Soy Kevin y esta es mi increíble mentor", anunció orgulloso Kevin.

- La multitud aplaudió mientras comenzaban a tocar una hermosa melodía llena de sentimiento. - Al finalizar su presentación, las personas estallaron en aplausos y ovaciones. - El anciano músico abrazó a Kevin con lágrimas en los ojos: "Estoy muy orgulloso de ti".

- Desde ese momento, Kevin supo que la música sería parte fundamental en su vida.

Esa noche, bajo las estrellas brillantes del cielo nocturno, Kevin comprendió que no importa cuán bajito sea uno o qué obstáculos enfrente; cuando se tiene pasión y determinación como guía, ¡se pueden lograr grandes cosas! Y así fue como este pequeño niño demostró que los sueños sí pueden hacerse realidad si uno trabaja duro por ellos.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!