El maestro de las emociones



Había una vez en la escuela "Alegría y Amistad" un maestro llamado Don Feliciano, conocido por ser el más alegre y divertido de todos. Siempre estaba sonriendo y contando chistes a sus alumnos, quienes lo adoraban.

Pero tenían un pequeño problema: cuando Don Feliciano se enojaba, algo extraño sucedía. Su rostro se volvía rojo, sus ojos brillaban con furia y su cuerpo crecía hasta convertirse en un monstruo gigante que asustaba a todos los presentes.

Afortunadamente, este cambio solo duraba unos minutos antes de volver a la normalidad. Los niños, preocupados por su querido maestro, decidieron hacer algo al respecto.

Investigaron en libros antiguos de hechicería y descubrieron una receta secreta para una poción mágica que podía deshacer el maleficio que transformaba a Don Feliciano en un monstruo. Una tarde, después de clases, los valientes alumnos se reunieron en secreto en el laboratorio de ciencias de la escuela para preparar la poción.

Mezclaron polvos brillantes de estrellas fugaces, gotas de arcoíris y esencias florales con mucho cuidado siguiendo las instrucciones al pie de la letra.

Al día siguiente, durante la clase de matemáticas, ocurrió lo impensable: uno de los estudiantes cometió un error y sin darse cuenta hizo enfadar a Don Feliciano. El maestro comenzó a transformarse lentamente en el temible monstruo mientras los niños sacaban rápidamente la poción del bolsillo y se la arrojaban encima.

El líquido brillante envolvió al maestro convirtiéndolo en una nube resplandeciente que poco a poco fue disipándose hasta revelar nuevamente a Don Feliciano con su sonrisa radiante. -¡Oh! ¿Qué ha pasado aquí? -exclamó sorprendido el maestro al ver a sus alumnos mirándolo expectantes.

Los niños le explicaron todo sobre su transformación y cómo habían encontrado la manera de deshacer el maleficio que lo convertía en un monstruo cuando se enfadaba.

Don Feliciano no podía creerlo; estaba emocionado y agradecido por el amor y dedicación mostrados por sus alumnos. Desde ese día, cada vez que alguien cometía un error o algo no salía como esperaban, recordaban juntos aquel momento especial donde trabajaron en equipo para ayudar a su querido maestro.

Aprendieron sobre la importancia del perdón, la comprensión y cómo juntos podían superar cualquier obstáculo. Y así, gracias al valor y determinación de esos pequeños grandes corazones, Don Feliciano nunca más tuvo que preocuparse por convertirse en un monstruo cuando se enfadaba.

Juntos demostraron que con amor y solidaridad todo es posible ¡y vivieron felices para siempre!

FIN.

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