Había una vez en la Escuela Primaria "Rayito de Sol", un maestro llamado Don Lucas.
Don Lucas era conocido por ser el maestro más alegre y divertido de todo el colegio.
Siempre estaba sonriendo, contando chistes y haciendo que sus alumnos se divirtieran mientras aprendían.
Un día, algo extraño sucedió.
Mientras daba clase de matemáticas, uno de los alumnos, Juanito, le jugó una broma pesada a Don Lucas.
Le puso un globo lleno de agua en su silla y cuando Don Lucas se sentó ¡PUM!
El globo explotó mojándolo por completo.
Don Lucas sintió tanta rabia y vergüenza que algo dentro de él cambió.
Su rostro se tornó rojo como un tomate y sus ojos brillaban con una luz extraña.
De repente, comenzó a crecer y a transformarse en un monstruo gigante con garras afiladas y colmillos feroces.
Los niños gritaron asustados al ver a su querido maestro convertido en un monstruo.
Don Lucas comenzó a destrozar el salón de clases con su furia descontrolada.
Los pupitres volaban por los aires y las paredes temblaban con cada paso del monstruo.
-¡Ayuda!
¡Qué alguien haga algo!
-gritaba Martina, una valiente alumna del curso.
Fue entonces cuando Martina recordó algo muy importante: la única forma de romper el hechizo que había transformado a Don Lucas en ese horrible monstruo era con una poderosa palabra mágica: "amistad".
-¡Todos juntos debemos recordarle lo mucho que lo queremos y lo importante que es para nosotros!
-exclamó Martina.
Los niños se tomaron de las manos y empezaron a decirle al unísono:-¡Don Lucas, te queremos!
¡Eres el mejor maestro del mundo entero!
Las palabras cargadas de amor y gratitud fueron penetrando poco a poco en el corazón del monstruo.
Don Lucas comenzó a titubear, sus rugidos se fueron apaciguando hasta que finalmente volvió a ser él mismo: el maestro cariñoso y divertido que todos conocían.
El salón quedó en silencio por un momento, hasta que los niños estallaron en aplausos y risas al ver nuevamente a su amado maestro frente a ellos.
Don Lucas les dio las gracias emocionado por haberlo salvado del hechizo que lo había hecho perder el control.
A partir de ese día, todos valoraron aún más la importancia de la amistad, el perdón y la comprensión en todas las situaciones difíciles.
Y colorín colorado, este cuento ha terminado pero recuerda: nunca subestimes el poder sanador del amor y la solidaridad entre amigos.