El maestro monstruoso y sus valientes alumnos
Había una vez en la Escuela Primaria "Rayitos de Sol" un maestro muy especial llamado Profesor Lucas. Era conocido por ser alegre, divertido y siempre tener una sonrisa en el rostro.
Sin embargo, tenía un pequeño problema: cuando se enojaba, se transformaba en un monstruo gigante que asustaba a todos los niños. Un día, durante una clase de matemáticas, uno de los alumnos cometió un error y sin darse cuenta hizo enfadar al Profesor Lucas.
En cuestión de segundos, el maestro comenzó a crecer y a convertirse en un monstruo con ojos brillantes y dientes afilados. Los niños gritaron y corrieron asustados por el aula mientras el maestro destrozaba pupitres y pizarrones.
Los días siguientes fueron difíciles en la escuela. El Profesor Lucas intentaba controlar su temperamento, pero cada vez que algo lo molestaba, volvía a transformarse en el temible monstruo. Los niños estaban tristes porque ya no disfrutaban las clases como antes.
Un grupo de valientes alumnos decidió hacer algo al respecto. Se reunieron secretamente después de clases en la biblioteca para idear un plan que pudiera ayudar al Profesor Lucas a controlar su ira.
Después de investigar en libros antiguos y consultar con la bibliotecaria Doña Rosa, descubrieron una antigua receta de una pócima mágica que prometía calmar los impulsos del corazón más furioso.
Con mucho esfuerzo y trabajo en equipo, los niños lograron recolectar todos los ingredientes necesarios para preparar la pócima. Durante la hora del recreo, se acercaron al Profesor Lucas con un frasco lleno del líquido brillante.
"Profesor Lucas, sabemos que has estado teniendo problemas para controlar tu ira últimamente", dijo Valentina, una niña muy inteligente del salón. "Hemos preparado esta pócima especialmente para ti. Creemos que te ayudará". El Profesor Lucas miró el frasco con curiosidad y luego sonrió con gratitud hacia sus alumnos.
Sin dudarlo ni un segundo, bebió toda la pócima de un solo trago. Al instante, el maestro sintió una sensación cálida recorrer todo su cuerpo. Sus manos dejaron de temblar y su corazón dejó de palpitar tan fuerte como antes cuando sentía rabia o frustración.
"¡Increíble! ¡Me siento renovado!", exclamó el Profesor Lucas con alegría mientras abrazaba a sus alumnos emocionados. Desde ese día, el Profesor Lucas nunca más se convirtió en monstruo cuando se enfadaba.
Aprendió a controlar sus emociones gracias al amor y apoyo incondicional de sus queridos estudiantes. La noticia sobre cómo los niños habían salvado al maestro llegó rápidamente a oídos del director de la escuela quien felicitó a todos por trabajar juntos para encontrar una solución pacífica al problema.
Y así fue como el Profesor Lucas continuó enseñando matemáticas (sin convertirse en monstruo) mientras sus alumnos aprendían no solo sobre números sino también sobre empatía, trabajo en equipo y cómo enfrentar los desafíos juntos.
FIN.