El Mágico Amigo de Colores



En un pequeño y encantador bosque, vivía un animalito especial llamado Lúcido. Era un zorrito de suaves pelajes anaranjados y manchas de muchos colores que brillaban a la luz del sol. Lúcido tenía unos ojos grandes y dulces que reflejaban la calma y la tranquilidad. Todos los animales del bosque lo querían por su inexplicable capacidad de hacer sentir a los demás seguros y felices.

Un día, mientras Lúcido estaba jugando cerca del arroyo, notó a una pequeña ardilla llamada Tina, que estaba temblando de miedo al ver una sombra oscura moverse entre los árboles.

"¿Qué te sucede, Tina?" - preguntó Lúcido con una voz suave.

"¡Ay, Lúcido! He visto una sombra enorme y creo que es un monstruo. ¡No sé qué hacer!" - respondió Tina, con la voz temblorosa.

Lúcido se acercó lentamente a Tina, mientras sus manchas de colores empezaban a brillar suavemente.

"No te preocupes, amiga. Voy a ayudarte a averiguar qué está sucediendo. Ven, sígueme. Juntos seremos más fuertes." - dijo Lúcido, llenando de valor a la asustada ardilla.

Juntos se acercaron a la sombra y descubrieron que no era un monstruo, sino un gran oso que estaba atrapado en un arbusto espinoso. El pobre oso estaba tratando de liberarse pero no podía.

"¡Mira, Tina! No era un monstruo, es un oso que necesita nuestra ayuda." - exclamó Lúcido, mirando a la ardilla con determinación.

"¿Y si nos atrapa?" - preguntó Tina, con un hilo de miedo en su voz.

Lúcido, con su mirada que inspiraba calma, dijo:

"Confía en mí. El oso puede parecer grande, pero también puede estar asustado. Vamos a ayudarlo con cuidado."

Con mucho cuidado, se acercaron al oso. Lúcido miró al gran animal y con voz suave le dijo:

"Hola, amigo oso. Estamos aquí para ayudarte. ¿Cómo podemos hacerlo?"

El oso miró a Lúcido y a Tina, y sus ojos se suavizaron.

"Estaba tratando de alcanzar un dulce fruto y quedé atrapado. No quiero hacerles daño, solo necesito ayuda."

"No te preocupes. Te ayudaremos a liberar esas espinas. Tina, tú tira un poco de la rama, y yo intentaré apartar las espinas con mi cola. ¡Vamos, juntos podemos hacerlo!" - motivó Lúcido.

Tina, sintiéndose más valiente, siguió el plan y, juntos, al poco tiempo lograron liberar al oso.

"¡Wow! ¡Gracias, pequeños! Ustedes son muy valientes." - dijo el oso, liberándose finalmente.

"¿Nos podrías ayudar a protegernos de esa sombra?" - preguntó Tina un poco insegura.

"No hay sombra de la que temer mientras trabajemos juntos. Aquí en el bosque, siempre podremos contar unos con otros. Es lo que los amigos hacen." - respondió el oso, haciéndose amigo de Lúcido y Tina.

Lúcido sonrió.

"Entonces, hagamos un pacto de amistad. Juntos, seremos el escudo y la calma de este bosque."

Después de aquel día, Lúcido, Tina y el oso se volvieron los mejores amigos. El oso ayudó a proteger el bosque de los peligros y, a su vez, Lúcido continuó inspirando a todos con su presencia tranquila y colorida.

Con sus manchitas de colores mágicos, Lúcido enseñó a los demás animales que la valentía proviene de la unión, y que siempre se puede encontrar calma a través de la amistad. El bosque nunca volvió a ser el mismo, pues todos aprendieron que la verdadera protección viene del amor y la confianza entre amigos. Así, el mágico zorrito de mirada dulce se convirtió en el símbolo de calma y unidad, radiando alegría por todo el bosque.

Y así, el bosque cantó su alegría, y Lúcido, con sus amigos, seguía disfrutando de cada nuevo día juntos, rodeados de risas y aventuras en su hogar mágico.

"Gracias, Lúcido, por darnos la tranquilidad. Siempre seré tu amiga."

"Y yo siempre estaré aquí para protegerte, Tina. Recordá, la mejor magia es la que compartimos juntos."

Desde ese día, Lúcido siguió trayendo paz y alegría a su hogar, recordando a todos que cada uno tiene un color especial que aportar a la vida de los demás.

FIN.

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