El mágico encuentro del campo
Era un día soleado en el campo, donde los caballos corrían felices en la pradera y los colibríes danzaban entre las flores. En una pequeña granja vivía una niña llamada Lía, quien tenía un amor enorme por los animales. Todos los días, Lía se despertaba temprano para cuidar de su perro Rocco y visitar a sus amigos los caballos: Estrella y Tronco.
Un día, Lía decidió explorar un rincón del campo donde nunca había estado. Mientras caminaba, escuchó un suave zumbido. "¿Qué será eso?"- se preguntó curiosa. Siguiendo el sonido, encontró un hermoso colibrí atorado entre las ramas de un arbusto. Su plumaje brillaba con los colores del arcoíris, pero el pajarito estaba muy asustado y no podía liberarse.
"No te preocupes, pequeño colibrí. Te ayudaré"- dijo Lía, acercándose cuidadosamente. Utilizando mucho cuidado y amor, Lía logró desenredar al colibrí. "¡Gracias, amiga!"- dijo el colibrí con una voz delicada. "Soy Luma y tengo un don especial. Puedo ayudarte a vivir una aventura mágica en el campo"-.
Sorprendida y emocionada, Lía miró a Rocco, quien movía la cola enérgicamente. "¿Qué pensás, Rocco? ¿Queremos vivir una aventura?"- preguntó. Rocco ladró alegremente como si aprobará la idea.
Luma voló frente a Lía y Rocco, guiándolos por un sendero oculto entre los árboles. De repente, aparecieron en un claro deslumbrante, lleno de colores y melodías. Allí descansaban otros animales: más caballos, ciervos curiosos y un grupo de colibríes que volaban en círculos, como celebrando la llegada de Lía y Rocco.
"¡Bienvenidos!"- gritó Estrella, uno de los caballos que Lía conocía. "Estamos organizando una competencia amistosa. ¿Quieren unirse?"-.
Lía y Rocco se miraron emocionados. "¡Sí! ¿De qué se trata?"- preguntó Lía.
"Es una carrera de obstáculos, pero no te preocupes, es para divertirnos y ver quién tiene más ganas de jugar"- dijo Tronco, el caballo más fuerte.
Pronto, los animales se alinearon y la competencia comenzó. Lía, a lomos de Estrella, atravesó saltos y tuneles con agilidad. Rocco corría al lado, ladrando animado mientras motivaba a Lía. En la última vuelta, había una gran zanja que parecía imposible de cruzar.
"¡Yo creo que podemos hacerlo!"- gritó Lía.
"Pero es muy alta, Lía. ¿Estás segura?"- respondió Estrella, un poco dudosa.
"¡Por supuesto! Con un poco de amor y esfuerzo, ¡lo lograremos!"- dijo Lía con determinación.
Lía respiró hondo y, con un gran salto, Estrella logró cruzar la zanja. Rocco siguió a su lado, ladrando con orgullo. Al final de la competencia, todos los animales aplaudieron.
"No se trata de quién ganó, sino del amor y el esfuerzo que pusimos juntos. ¡Fue lo más divertido que he hecho!"- exclamó Lía, sonriendo.
Luma se acercó y dijo: "Siempre que trabajen juntos, pueden lograr grandes cosas. Recuerden, el amor y la amistad son los mayores tesoros"-.
Esa jornada marcada por risas y alegría se convirtió en el inicio de muchas aventuras juntas en el campo. Desde entonces, Lía y Rocco no solo exploraron más lugares hermosos, sino que también aprendieron que juntos podían hacer del mundo un lugar más mágico, lleno de amor y diversión.
Y así, entre carreras de caballos, ladridos felices de Rocco y el zumbido amistoso de Luma, Lía comprendió que, en el campo, de cada pequeña aventura se aprende algo invaluable, y que el verdadero tesoro está en los corazones de quienes amamos.
Y colorín colorado, el amor en el campo nunca se ha acabado.
FIN.