El Mágico Encuentro en el Centro de Apoyo Escolar



Era una tarde tranquila en el Centro de Apoyo Escolar. Los niños llegaban con sus mochilas llenas de libros y ganas de aprender. Pero, aquel día, algo especial iba a suceder. Cuando la brujita Lila entró al aula, trajo consigo a sus amigos: Drácula, un gato negro llamado Sombra, una calabaza y un fantasma llamado Niebla.

"-Hola a todos! ¿Están listos para una gran aventura?" dijo Lila, con su voz melodiosa.

"-Sí!" gritaron los niños, con sus ojos brillando de emoción.

"-Hoy vamos a aprender sobre la inclusión y el respeto por las diferencias," continuó Lila.

"-Eso suena genial!" dijo Sombra, estirando sus patas. "Pero, ¿cómo lo hacemos?"

"-Tendremos que enfrentar un reto," explicó Lila. "El reto de encontrar a quienes se sientan diferentes. Cada uno de nosotros tiene algo especial que compartir y debemos aprender a aceptarlo."

"-¡Me encanta!" exclamó la calabaza, que en su interior tenía una sorprendente luz que parpadeaba. "Yo puedo iluminar el camino que nos llevará a nuestro ingeniero del respeto."

"-Exacto," dijo Niebla, revoloteando. "El primer paso es comprender que cada uno de nosotros tiene cualidades únicas que justifican su presencia, y eso es lo que nos hace especiales."

Los amigos se dividieron en grupos. Drácula y Niebla decidieron hablar sobre sus historias. "-¡A mí me da miedo hablar!" dijo Drácula, bajando un poco la cabeza. "-Pero sé que puedo ser valiente."

"-Eso está bien, Drácula!" animó Sombra. "-Solo tienes que recordar que todos estamos aquí para apoyarte y aprender juntos."

Lila decidió compartir su amor por la magia. "-No todos entienden los poderes mágicos, pero eso no significa que no sean reales. Debemos ser respetuosos con los diferentes tipos de magia que existen en el mundo."

Mientras tanto, la calabaza y Niebla se unieron para contar historias sobre lo que significa ser diferente. "-A veces, aquellos que no parecen encajar en la norma, son los que traen la chispa de la creatividad," dijo la calabaza.

"-Exacto," añadió Niebla. "Cada uno, en su forma de ser, nos enseña algo nuevo."

Al poco tiempo, los niños empezaron a hablar con fervor sobre sus experiencias. Un niño dijo: "-Yo a veces me siento diferente porque soy más alto que los demás."

"-Y eso está bien!" contestó Lila. "Cada uno tiene algo que los hace distintos."

Sin embargo, de repente, se escuchó un ruido extraño. Todos miraron hacia la ventana y vieron a un nuevo niño asomarse. Parecía un poco tímido y se notaba que tenía miedo de entrar.

"-¿Y si no me aceptan?" preguntó el nuevo niño, con voz temblorosa.

"-¡Ven aquí!" llamó Sombra, maullando con calidez. "-Siempre necesitamos más amigos.”

Lila se acercó y le dijo: "-No importa cómo seas, aquí todos son bienvenidos y valorados."

El nuevo niño sonrió y se unió al grupo. Pronto, todos comenzaron a compartir historias y jugar. Drácula se atrevió a leer un poema aterrador, mientras Sombra se metía en cada rincón buscando ratones invisibles.

"-Cada uno puede ser lo que es, siempre y cuando nos respetemos y aprendamos los unos de los otros," declaró Lila mientras todos la escuchaban atentamente.

Finalmente, después de toda la diversión, Niebla dijo, "-Hoy aprendimos que aunque somos diferentes, ¡esa es nuestra fortaleza!"

"-¡Así es!" gritaron todos al unísono. Luego, juntos, comenzaron a hacer un mural lleno de colores que representaba sus diferencias y los lazos que los unían.

Cuando terminaron, la calabaza brillaba con un resplandor cálido, simbolizando la amistad que había crecido entre ellos.

"-Nosotros somos un grupo diverso y maravilloso," concluyó Drácula, mientras sonreía con sus colmillos afilados. "-Siempre debemos recordar que la inclusión es magia de la buena."

Y así, todos aprendieron que, al fomentar el respeto y la aceptación, se convertían en un equipo especial en su Centro de Apoyo Escolar, donde cada uno era incluido y respetado por ser quien era. Pasaron el resto de la tarde celebrando sus diferencias y creando un ambiente de amistad y alegría. Todos se dieron cuenta de que la verdadera magia no solo se encontraban en las historias, sino también en los corazones de quienes se entregaban a la amistad.

FIN.

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