El mágico mundo de Ana en la librería



Era un día soleado cuando Ana decidió que quería pasar su verano de la mejor manera posible. Todos sus amigos se habían ido de vacaciones, así que ella pensó: "¿Por qué no trabajar en la librería de Don Pablo?" Siempre había amado los libros y sabía que en aquella pequeña librería escondida entre calles adoquinadas, había miles de historias por descubrir.

Ana llegó emocionada a la librería, donde el aroma a papel y tinta impregnaba el aire. Don Pablo, un hombre mayor con una barba blanquísima y unas gafas que le resbalaban por la nariz, la recibió con una sonrisa.

"¡Hola, Ana! ¡Qué bueno verte! ¿Estás lista para sumergirte en el mundo de los libros?"

"¡Sí, Don Pablo! Estoy lista para aprender todo lo que pueda."

Desde el primer día, Ana se dedicó a organizar los libros, aprender sobre los diferentes géneros y ayudar a los clientes. Con cada libro que leía, su imaginación volaba. A veces se encontraba charlando con Don Pablo sobre las historias que se escondían entre las páginas.

"Don Pablo, ¿cuál es su libro favorito?"

"Hmm, creo que 'El Principito'. Siempre hay algo nuevo por descubrir en sus páginas."

"¿Y qué enseñanza le dejó?"

"Que hay que mirar más allá de lo superficial."

Un buen día, mientras Ana organizaba los estantes, encontró un libro que parecía bastante viejo y polvoriento. Tenía una cubierta de cuero desgastada y no tenía título. Curiosa, empezó a hojearlo y, de repente, se dio cuenta de que las palabras comenzaban a brillar.

"¡Don Pablo, mire esto!"

"¿Qué encontraste, Ana?"

"Este libro… brilla, ¡es mágico!"

"Magia en un libro, eh. Eso sí que es raro. ¿Qué dice?"

"No lo sé, pero tengo una sensación de que podremos ir a aventuras. Mira, ¡las palabras se están moviendo!"

Asombrados, Ana y Don Pablo comenzaron a leer en voz alta. De repente, una luz brillante los envolvió y se encontraron transportados a un bosque encantado. Los árboles estaban llenos de hojas de colores y había criaturas fantásticas por todas partes.

"¿Dónde estamos?"

"No tengo idea, pero parece que estamos dentro del libro. ¡Es increíble!"

"¡Mira! Hay un unicornio. Vamos a acercarnos."

Cuando se acercaron, el unicornio les dijo:

"Hola, viajeros. Bienvenidos al Bosque de los Libros Perdidos. Tienen una misión: encontrar la Pluma de los Sueños. Solo así podrán regresar a su mundo."

Ana, entusiasmada, preguntó:

"¿Y cómo lo hacemos?"

"Debes recolectar palabras del bosque y formar una oración mágica."

Con la ayuda de Don Pablo y el unicornio, Ana comenzó a explorar el bosque, recolectando palabras que flotaban por el aire como mariposas. Encuentran palabras como —"amistad" , —"aventura" , "sueños" y "valentía".

Después de un tiempo, comenzaron a construir su oración:

"La amistad es el camino hacia las aventuras y los sueños valientes."

En el momento que terminaron de juntar las palabras y dijeron la oración juntos, una lluvia de estrellas comenzó a caer del cielo. La Pluma de los Sueños apareció ante ellos, reluciente y llena de magia.

"¡Lo logramos!"

"Ahora sí, es hora de volver a la librería."

Dijeron juntos una vez más la oración y, como por arte de magia, el bosque desapareció y se encontraron de nuevo en la librería.

"¿Lo ves, Ana? Nunca subestimes el poder de los libros. Siempre están llenos de sorpresas y lecciones."

"Sí, Don Pablo. Nunca olvidaré esta aventura. ¡Quiero seguir descubriendo más libros mágicos!"

Desde aquel día, Ana no solo se dedicó a trabajar en la librería, sino que también se convirtió en una narradora de historias, incentivando a los niños y adultos a dejarse llevar por la magia de la lectura. A través de sus aventuras en los libros, Ana aprendió que cada historia, por más pequeña que sea, tiene un poder inmenso que puede cambiar el mundo. Y así, todos los días, en la librería de Don Pablo, Ana no solo trabajaba, sino que también vivía aventuras inigualables.

FIN.

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