El mágico mundo de los collages fotográficos



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Colores, una niña llamada Jenny Duque. A Jenny le encantaba la fotografía, pasaba horas capturando momentos especiales con su cámara y siempre lograba inmortalizar la belleza de su entorno.

Sin embargo, a Jenny le gustaría poder plasmar también sus ideas y emociones a través del dibujo, pero por más que lo intentara, no lograba desarrollar esa habilidad.

Siempre se sentía frustrada al ver cómo sus amigos pintaban con destreza mientras ella apenas podía hacer un garabato. Un día, durante un paseo por el bosque, Jenny se encontró con un hada llamada Estrellita que notó la tristeza en los ojos de la niña.

"-¿Qué te pasa, querida Jenny? Veo que algo te preocupa", dijo el hada con voz dulce. Jenny suspiró y le contó a Estrellita sobre su deseo de poder dibujar como sus amigos.

El hada sonrió y le dijo: "-Querida Jenny, cada uno de nosotros tiene talentos únicos y especiales. Tú tienes el don de capturar la magia del mundo a través de tus fotografías, eso es maravilloso.

"Jenny asintió con tristeza, pero Estrellita continuó: "-Pero ¿sabes qué puedes hacer? Puedes combinar tu amor por la fotografía con tu deseo de dibujar. ¿Has pensado en crear collages artísticos?"Los ojos de Jenny se iluminaron ante la idea y decidió poner manos a la obra.

Comenzó a imprimir sus fotos favoritas y a recortarlas para luego pegarlas en un gran mural. Con paciencia y creatividad, Jenny creó hermosas obras que combinaban paisajes naturales con elementos fantásticos.

Sus amigos quedaron sorprendidos al ver su trabajo y pronto todos en el pueblo admiraban las creaciones únicas de Jenny Duque. La niña descubrió que no necesitaba ser una experta dibujante para expresarse artísticamente; su pasión por la fotografía seguía siendo su mayor fortaleza.

Desde ese día, Jenny siguió explorando nuevas formas de arte y compartiendo su talento con el mundo entero. Y aunque nunca llegó a ser una gran dibujante, supo que su creatividad no tenía límites cuando se permitía ser fiel a sí misma.

Y colorín colorado, este cuento ha terminado pero la aventura artística de Jenny Duque apenas comenzaba.

FIN.

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