El mágico ramo de bombones y las rosas azules



Había una vez en un pequeño pueblo encantado, una niña llamada Sofía, quien siempre soñaba con tener un ramo de bombones tan grande que pudiera compartirlo con todos sus amigos.

Un día, mientras paseaba por el bosque, se encontró con un hada mágica que le entregó un ramo de bombones muy especial. El ramo tenía tres hermosas rosas azules entre los bombones.

El hada le dijo a Sofía que cada rosa azul representaba un deseo que se haría realidad si cuidaba bien del ramo y de las rosas. Sofía emocionada aceptó el regalo y corrió a casa para mostrar el ramo a su familia.

Sofía colocó el ramo en el centro de la mesa del comedor, y en cuanto lo hizo, los bombones brillaron con destellos mágicos. La niña invitó a su familia y amigos a disfrutar de un bombón y a pedir un deseo al elegir una de las tres rosas azules.

El primer deseo que se hizo realidad fue el de su abuelita, quien pidió poder pasear por el bosque como cuando era joven. Al día siguiente, con la ayuda de Sofía, la abuelita caminó por el bosque y recordó los bellos momentos que había vivido en él.

El segundo deseo se cumplió cuando el mejor amigo de Sofía, Juan, pidió poder volar como un pájaro. A la mañana siguiente, Juan se despertó con la habilidad de volar por el cielo como un auténtico pájaro.

Estos milagros llenaron de alegría a todos en el pueblo. Sin embargo, llegó el momento en que Sofía debía decidir cuál sería su deseo.

Después de mucho pensarlo, pidió que todos en el pueblo tuvieran la capacidad de ver la magia en las pequeñas cosas de la vida. Al instante, todos en el pueblo comenzaron a observar la magia que los rodeaba.

El hada mágica se presentó nuevamente ante Sofía para felicitarla por haber utilizado los deseos de manera tan sabia y generosa.

Le dijo que el ramo de bombones y las rosas azules representaban la importancia de compartir, ayudar a los demás y apreciar las pequeñas cosas de la vida.

El ramo de bombones con las tres rosas azules desapareció, pero el recuerdo y la magia que trajo a la vida de todos, permanecieron por siempre en el pueblo.

Desde ese día, Sofía y los habitantes del pueblo entendieron que la verdadera magia reside en el corazón de las personas, en su generosidad, bondad y amor.

FIN.

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