El Mago de la Montaña Mágica



Había una vez, en un bosque encantado rodeado de montañas brillantes, un pequeño pueblo donde vivían tres heroínas. Sus nombres eran Valentina, Lucía y Sofía. Un día soleado, mientras exploraban el bosque, escucharon un misterioso susurro. Era un anciano árbol que les decía:

"Queridas jóvenes, he sentido que el bosque se está apagando. Necesitamos la ayuda de un mago que vive en la montaña mágica. Pero tengan cuidado, ¡el camino está lleno de desafíos!"

Las tres amigas decidieron embarcarse en una aventura para encontrar al mago. Juntas se dirigieron hacia la montaña, hablando sobre los peligros que podrían encontrar.

"Ay, Valentina, ¿qué tal si el mago no quiere ayudarnos?" - se preocupó Lucía.

"No hay que asustarse. Si trabajamos juntas, podremos lograrlo" - contestó Sofía, llena de determinación.

Caminando por el sendero, se enfrentaron a un río caudaloso. Miraron a su alrededor y vieron un puente de ramas entrelazadas que parecía inseguro.

"¿Y si no aguanta nuestro peso?" - dijo Valentina con una pizca de miedo.

"¡Podemos intentar hacerlo!" - sugirió Lucía, afirmando su postura. Las tres se unieron y comenzaron a cruzar. Cuando llegaron al otro lado, el puente se balanceó, pero lograron pasar.

Al avanzar, encontraron una isla secreta en medio del bosque, flotante sobre un lago de aguas resplandecientes. En la isla, había un guardián que les dijo:

"Para pasar, deben responder una adivinanza:

'Blanca por dentro, verde por fuera. Si quieres que te lo diga, espera.' ¿Qué es?"

Las tres amigas se miraron confundidas.

"¡Una sandía!" - exclamó Valentina.

El guardián asintió y las dejó pasar. La isla estaba llena de frutas mágicas, que al ser probadas, les otorgaban poderes especiales. Valentina se volvió rápida como el viento, Lucía obtuvo la fuerza de un oso, y Sofía la sabiduría de una anciana.

"Ahora somos más fuertes, pero debemos seguir, el mago nos espera" - dijo Sofía.

Finalmente, llegaron a la montaña mágica. Allí, el mago se encontraba en una cueva iluminada por cristales brillantes.

"¿Qué buscan, valientes heroínas?" - preguntó el mago.

"El bosque está en peligro, necesitamos tu ayuda para restaurarlo" - explicó Valentina.

El mago sonrió con comprensión.

"Para ayudar, deben superar una última prueba. Deben demostrar que son verdaderas heroínas, dispuestas a luchar por lo que aman. ¡El árbol del bosque necesita su luz!"

Las niñas dudaron. Ya habían pasado por muchas pruebas.

"¿Y si no lo logramos?" - preguntó Lucía.

"No importa. Lo intentaremos juntas, no hay lugar para el miedo" - alentó Sofía.

Con el respaldo del mago, las chicas emprendieron el regreso. En el camino, enfrentaron una tormenta que amenazaba con derribar árboles y oscurecer el cielo. Sin pensarlo, unieron sus fuerzas. Valentina corrió con velocidad, Lucía levantó a sus compañeras cuando comenzaban a caer, y Sofía fue la voz de aliento que las guiaba.

Cuando finalmente llegaron al árbol, se encontraron con que su luz había disminuido. Las heroínas se unieron, usando sus poderes adquiridos en la isla. Valentina aceleró el crecimiento de hojas, Lucía fortaleció las raíces, y Sofía pidió a los animales del bosque que cantaran una melodía mágica.

Poco a poco, el árbol comenzó a brillar de nuevo. El bosque recuperó su alegría y luz.

El mago apareció de repente, orgulloso de su valentía.

"Lo han logrado, jóvenes heroínas. Este bosque siempre estará agradecido con ustedes. Cada árbol y cada criatura se alegrará en su nombre."

Y así, Valentina, Lucía y Sofía no solo salvaron su hogar, sino que también aprendieron que el trabajo en equipo, la valentía y la amistad son mágicos, como cualquier hechizo. Desde ese día, continuaron explorando el bosque encantado, sabiendo que los verdaderos poderes provienen de su unión y sus corazones valientes.

FIN.

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