El mago del bosque encantado


Había una vez en un bosque encantado, un mago llamado Esteban. Esteban tenía poderes mágicos extraordinarios, podía hacer que las flores bailaran y que los árboles cantaran.

Pero a pesar de su don, Esteban se sentía triste, porque a lo largo de los años, no había podido encontrar el amor. Un día, mientras paseaba por el bosque, las lágrimas brotaron de sus ojos y regaron el suelo con su tristeza.

En ese momento, una mariposa se posó en su hombro y le susurró al oído: - No llores, Esteban. El amor está más cerca de lo que imaginas. Con sus palabras, la mariposa llenó de esperanza el corazón del mago, quien decidió emprender un viaje para encontrar el amor.

En su travesía, conoció a personajes mágicos como el duende travieso y la hada risueña, quienes lo ayudaron y le enseñaron valiosas lecciones sobre el amor propio, la amistad y la paciencia.

Finalmente, Esteban comprendió que el verdadero amor no se encuentra, sino que se construye día a día con pequeños actos de bondad y generosidad. Al regresar al bosque encantado, el mago compartió su sabiduría con todos sus amigos, sembrando la semilla del amor en cada rincón del bosque.

Desde entonces, Esteban no volvió a sentirse solo, porque descubrió que el amor siempre estaba presente, en la magia de la naturaleza, en las risas de sus amigos y, sobre todo, en su propio corazón.

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