El mago, el café y el dragón
Había una vez en un lejano reino un mago llamado Amadeo, quien vivía en una pequeña cabaña en lo más profundo del bosque. Amadeo era un mago peculiar, ya que en lugar de usar una varita mágica, siempre llevaba consigo una taza de café humeante. Un día, mientras disfrutaba de su taza de café matutina, escuchó un estruendo proveniente del cielo. Al salir de su cabaña, se encontró con un joven y amigable dragón herido. El pobre dragón había caído del cielo durante una tormenta y necesitaba ayuda. Sin dudarlo, Amadeo utilizó sus habilidades mágicas para sanar al dragón con el vapor de su café, creando un vínculo especial entre ellos.
El dragón, agradecido por la ayuda del mago, decidió quedarse con Amadeo y juntos emprendieron aventuras por el reino. El dúo se convirtió rápidamente en leyenda, ayudando a las aldeas en apuros y resolviendo problemas mágicos a lo largo del camino. El café de Amadeo resultó ser una fuente de poder mágico, capaz de repeler enemigos y encantar objetos.
Sin embargo, un día, una malvada bruja llamada Morgana, envidiosa del talento del mago, decidió robar su taza de café mágica. Sin ella, Amadeo se sintió impotente y el dragón, desolado. Pero pronto descubrieron que la verdadera magia no provenía de la taza de café, sino de la amistad y la confianza que compartían. Unidos, enfrentaron a la bruja y recuperaron la taza, demostrando que juntos podían superar cualquier desafío. Desde entonces, Amadeo y el dragón continuaron protegiendo el reino, demostrando que el verdadero poder reside en la amistad y en las habilidades que uno posee.
Y así, el mago, el café y el dragón se convirtieron en leyenda, recordándonos que la verdadera magia reside en el valor, la amistad y la confianza.
FIN.