El Mago, el Lobo y la Aventura en la Selva



En una aldea escondida en lo más profundo de la selva, vivían el mago Silvio y su fiel lobo, Luno. La aldea era un lugar lleno de misterio y magia, donde los árboles susurraban secretos y los ríos cantaban melodías.

Un día, el rey de la selva, un gran puma llamado Rey León, decidió hacer un concurso para encontrar al más sabio de todos los habitantes de la aldea. Los participantes debían demostrar su conocimiento sobre la naturaleza y las criaturas que habitaban la selva.

Los amigos Coco y Niño, dos curiosos chicos de la aldea, estaban entusiasmados. "¡Yo quiero participar!"- dijo Coco, con su característico brillo en los ojos.

"Yo también, no quiero quedarme atrás"- agregó Niño, decidido.

Pero mientras se preparaban, el mago Silvio y Luno los escucharon. "¿Por qué no vienen con nosotros? Podríamos ayudarles a prepararse"- los invitó Silvio.

Coco y Niño, emocionados, aceptaron la propuesta del mago. Silvio los llevó a una cueva secreta donde guardaba sus libros de magia.

Una vez allí, comenzaron a estudiar juntos. "La selva tiene su propio idioma"- explicó Silvio. "Debemos aprender a escucharla"-.

Mientras tanto, Luno, con su increíble olfato, les ayudaba a reconocer las plantas y animales. "Este es el árbol del cacao, y esa es la planta del aloe"- ladró Luno, mientras enseñaba a los chicos.

Días después, llegó el gran día del concurso y todos estaban ansiosos. Coco y Niño, después de tantas horas de estudio, se sentían listos. Al llegar, se encontraron con varios participantes, incluyendo al Rey León.

"¿Quién se atreve a responder mi primera pregunta?"- preguntó el rey con voz poderosa. "¿Cuál es el animal más sabio de la selva?"-

Coco levantó la mano. "¡Es el búho!"- gritó. "¡Correcto!"- rugió el rey, y el público aplaudió.

Cuando llegó el turno de Niño, se sintió un poco nervioso. "¿Qué planta es conocida por su capacidad de sanar heridas?"- cuestionó el rey nuevamente. Niño se acordó de lo que aprendió de Luno. "¡Es el aloe!"- respondió con confianza. "¡Correcto!"- dijo el rey, sonriendo.

Los amigos brillaron. Al final del concurso, el Rey León se dirigió a ellos. "Hoy no solo han mostrado su sabiduría, sino que han enseñado a todos lo importante que es trabajar en equipo y aprender de quienes nos rodean"-.

Coco y Niño se sintieron orgullosos. "Gracias, maestro Silvio y Luno, por su ayuda"- dijeron al unísono.

El mago sonrió. "Recuerden, la verdadera magia está en la amistad, el conocimiento y la naturaleza"-.

Desde aquel día, la selva no solo fue el hogar de un mago y su lobo, sino también un lugar donde Coco y Niño aprendieron a escuchar, a comprender y a valorar todo lo que les rodeaba. Y así, juntos continuaron explorando y descubriendo los secretos de la selva, siempre con magia en sus corazones.

FIN.

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