El Mago Mago y el Espejo Mágico
Había una vez un mago llamado Mago, conocido por su increíble habilidad para realizar hechizos y trucos sorprendentes. Vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y árboles altos, donde todos lo querían y admiraban. Mago tenía un gran corazón y siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás.
Un día, mientras exploraba en el bosque, Mago se encontró con un espejo antiguo y polvoriento. Al acercarse, escuchó una voz suave que decía:
"Hola, Mago. Soy el Espejo de Sabiduría. Puedo darte un poder extraordinario, pero solo si demuestras que eres digno de él."
Intrigado, Mago preguntó:
"¿Qué debo hacer para demostrar mi valía?"
"Tendrás que resolver tres acertijos que pondrán a prueba tu ingenio y tu bondad. Si lo logras, recibirás un hechizo que te permitirá ayudar a los demás de una manera nunca antes vista."
Mago aceptó el desafío y el Espejo comenzó a presentar los acertijos.
"Primer acertijo: ¿Qué cosa que nunca se ve, siempre está presente y se puede perder?"
Mago pensó por un momento y, de repente, sonrió.
"¡La confianza! La confianza siempre está presente entre las personas, pero se puede perder fácilmente."
"Correcto. Has pasado el primer reto."
El espejo brilló y Mago sintió que estaba un poco más feliz. Pero quería seguir avanzando.
"¿Cuál es el segundo acertijo?"
El Espejo respondió:
"Segundo acertijo: ¿Qué crecimiento solo ocurre cuando está en la oscuridad?"
Mago se quedó en silencio, meditando. Pensó en su propia vida y en cómo siempre había aprendido en esos momentos difíciles.
"¡Las estrellas! Crecen en la oscuridad. Sin la noche, no podríamos verlas brillar."
"¡Correcto! Has resuelto el segundo acertijo."
Feliz, Mago sentía que estaba más cerca de su objetivo.
"Bien, ¿qué sigue?" preguntó entusiasmado.
"Ahora, el tercer y último acertijo: ¿Qué puedes romper sin tocar?"
Mago pensó y pensó, hasta que su mente encendió una luz.
"¡Un corazón! Puedes romper el corazón de alguien con palabras o acciones sin tocarlo."
"Has respondido correctamente. ¡Eres muy sabio, Mago! Has demostrado que comprendes la verdad de la vida. Ahora, como recompensa, te otorgo el poder del Espejo de la Ayuda. Cada vez que uses este poder, podrás ayudar a alguien en necesidad. Pero recuerda: debes usarlo con bondad."
Mago agradeció enormemente al Espejo y regresó al pueblo con su nuevo poder. Desde entonces, utilizó el Espejo de la Ayuda para hacer cosas maravillosas. Ayudó a los niños a aprender matemáticas, a los agricultores a cultivar mejores cosechas y hasta a las familias a resolver sus conflictos.
Sin embargo, un día, Mago se enfrentó a un gran desafío. En el pueblo vecino, había un dragón que asustaba a todos y no dejaba que nadie se acercara a su casa.
"¡No puedo quedarme cruzado de brazos! Debo ayudar!", dijo Mago resoluto.
Al llegar al lugar donde estaba el dragón, Mago se sintió un poco nervioso pero recordó las lecciones del Espejo.
"Si deseo ayudar, debo hacerlo con bondad y sabiduría."
Entonces, en lugar de tratar de luchar con el dragón, decidió hablar con él.
"¡Hola, querido dragón! Mi nombre es Mago, y he venido a ofrecerte mi ayuda. ¿Por qué asustas a los demás?"
El dragón se detuvo y respondió:
"¡Nadie me entiende! Solo busco un amigo. Estoy solo y tengo miedo."
Mago sintió empatía.
"Entonces, ¿qué tal si encontramos una forma de que los demás te conozcan? Puedes ayudarles a comprender que no eres un monstruo, sino un magnífico dragón con corazón. ¿Te gustaría?"
El dragón asintió, y juntos idearon un plan para hacer una gran fiesta en el bosque.
Esa noche, Mago utilizó su poder del Espejo de la Ayuda para iluminar el camino y hacer que la fiesta fuera mágica. Todos los habitantes del pueblo vinieron, y al conocer al dragón, se dieron cuenta de que era amable y divertido. Pronto, el dragón y los habitantes del pueblo se hicieron grandes amigos.
Desde entonces, el dragón se sintió aceptado, y Mago aprendió que a veces, la verdadera magia no está en los hechizos, sino en el amor y la comprensión que compartimos con los demás. Así, Mago se convirtió en el mago más querido y respetado, no solo por su magia, sino por su gran corazón.
Y así, en un pequeño pueblo rodeado de montañas, Mago y su nuevo amigo, el dragón, vivieron felices, ayudando y creando la magia de la amistad todos los días.
FIN.