El mago y el conserje mágicos
Había una vez una escuela muy especial llamada "Escuela de Sueños". En esta escuela, todos los niños y niñas eran felices y aprendían de manera divertida.
Esto no solo era gracias a los maestros, sino también a un increíble equipo de ayudantes: la señorita Ana, la chef Rosa, el enfermero Leo, el secretario Martín, el director Juan y el conserje Pedro.
Un día soleado en la Escuela de Sueños, los niños estaban emocionados por una sorpresa que les habían preparado sus queridos ayudantes. La señorita Ana llegó al salón con su guitarra y comenzó a cantar una canción muy animada:"Buenos días chicos y chicas, en esta escuela tan bonita, aprenderemos juntos cada día, con alegría y mucha energía.
"Los niños aplaudieron emocionados mientras la señorita Ana seguía cantando. De repente, se detuvo cuando vio que la chef Rosa entraba con un enorme pastel decorado con colores brillantes. "¡Feliz cumpleaños a nuestra querida escuela!", exclamó Rosa.
Todos los niños sonrieron mientras disfrutaban del delicioso pastel. El enfermero Leo se acercó para asegurarse de que todos tuvieran un pedazo sin alergias ni problemas alimentarios. "No hay nada mejor que celebrar juntos", dijo Leo. "Recuerden siempre cuidar su salud".
Después de comer pastel, Martín el secretario anunció algo emocionante:"¡Atención! Tenemos un invitado especial hoy. ¡El mago Paco vendrá a mostrar sus trucos!"Todos los niños se emocionaron y esperaron ansiosos al mago Paco.
Pero cuando llegó el momento, el mago Paco no pudo hacer ninguno de sus trucos correctamente. "Oh no", dijo Juan, el director. "Parece que algo anda mal". Los niños estaban decepcionados, pero Pedro, el conserje, tuvo una idea brillante.
Corrió a buscar su caja de herramientas y construyó un escenario improvisado. "Déjenme intentarlo", exclamó Pedro mientras subía al escenario. El conserje comenzó a hacer malabares y a contar chistes divertidos.
Los niños se rieron tanto que olvidaron por completo los trucos fallidos del mago Paco. Después del espectáculo de Pedro, todos aplaudieron emocionados. La señorita Ana tomó la guitarra nuevamente y cantó una canción para darle las gracias al equipo de ayudantes:"En nuestra Escuela de Sueños, todos somos unos campeones.
Cada uno tiene su lugar, y juntos hacemos brillar. "Los niños levantaron sus manos en señal de agradecimiento hacia todos los ayudantes. Aprendieron que cada uno tenía un papel importante en la escuela y que trabajando juntos podían superar cualquier desafío.
Desde ese día, la Escuela de Sueños fue aún más especial porque todos valoraban y apreciaban a sus maravillosos ayudantes. Y así continuaron aprendiendo y creciendo juntos en un ambiente lleno de amor, alegría y amistad. Fin
FIN.