El Manantial de la Amistad


Había una vez en un bosque encantado, una bruja llamada Agatha.

Agatha era diferente a las demás brujas, ya que en lugar de usar su escoba para hacer travesuras, ella la utilizaba para explorar y descubrir nuevos lugares en el mundo. Un día, mientras volaba por el bosque con su escoba mágica, Agatha vio a un grupo de animalitos preocupados.

Se acercó volando hacia ellos y preguntó: "¿Qué les pasa, amiguitos?"-¡Oh Brujita! -dijo el conejito asustado-, ¡nuestro arroyo se ha secado y ahora no tenemos agua para beber! Agatha sintió mucha tristeza al escuchar esto. Decidió ayudar a sus amigos animales y buscar una solución.

Voló por encima del bosque hasta llegar a la montaña más alta, donde se encontraba un manantial mágico custodiado por un duende travieso. El duende no quería dejar pasar a Agatha para que tomara agua del manantial.

Pero ella, con astucia y bondad, le propuso al duende jugar a un juego de acertijos. Si ella lograba resolver tres acertijos antes que él, podría llevar agua del manantial para sus amigos. El duende aceptó el desafío y comenzaron a jugar.

Agatha demostró ser muy inteligente y resolvió los acertijos uno tras otro. El duende, sorprendido por su astucia, finalmente le permitió llevar agua del manantial. Agatha llenó su caldero con agua cristalina y pura y regresó volando al bosque junto con el duende arrepentido.

Los animalitos recibieron el agua con alegría y gratitud. Desde ese día en adelante, Agatha visitaba regularmente el manantial mágico para llevarles agua a sus amigos del bosque.

Y cada vez que lo hacía, recordaba que la verdadera magia está en ayudar a los demás y trabajar juntos para superar los desafíos. Y así, la bruja Agatha enseñó una valiosa lección de solidaridad y amistad a todos los habitantes del bosque encantado.

Y juntos vivieron felices compartiendo el amor y cuidado por la naturaleza que los rodeaba.

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