El manicomio encantado

Advertencia: Este libro contiene escenas perturbadoras y no es apto para menores de edad ni personas sensibles. Capítulo 1El manicomio estaba en ruinas.

Las paredes desalmejadas y las ventanas rotas daban la impresión de que el lugar había sido abandonado hace años. Pero Harry sabía que eso no era cierto. Había estado allí antes, cuando todavía funcionaba como un hospital psiquiátrico.

Ahora, sin embargo, era un lugar prohibido al que solo se atrevían a entrar los jóvenes más valientes del pueblo. Harry y su amiga Lucy habían decidido explorar el manicomio esa noche. Era una idea estúpida, pero emocionante al mismo tiempo.

Se reunieron en la entrada principal con otros tres amigos y comenzaron a caminar por los pasillos oscuros. La tensión era palpable mientras avanzaban por el edificio decrépito.

Algunos de ellos se reían nerviosamente, tratando de ocultar su miedo; otros permanecían en silencio, temerosos de lo que pudieran encontrar en cualquier esquina. De repente, un grito agudo resonó por todo el pasillo. Todos se detuvieron en seco y miraron hacia atrás para ver quién había gritado. "¿Quién fue eso?" preguntó Lucy temblorosa.

"No lo sé", respondió Harry con voz ronca. "Pero creo que deberíamos irnos". Antes de poder girarse para salir corriendo, una figura oscura apareció frente a ellos desde la oscuridad del final del pasillo. Era alguien vestido con una bata blanca manchada de sangre.

Todos gritaron y comenzaron a correr en diferentes direcciones. Harry y Lucy se separaron del grupo y corrieron por un pasillo diferente. Pero pronto se dieron cuenta de que habían perdido el rumbo.

Capítulo 2Harry y Lucy estaban solos en un pasillo desconocido del manicomio. Había una puerta cerrada frente a ellos, pero no había forma de saber qué había detrás. "¿Qué hacemos ahora?" preguntó Lucy con los ojos llenos de lágrimas. "No lo sé", respondió Harry.

"Pero necesitamos salir de aquí cuanto antes". Intentaron abrir la puerta, pero estaba cerrada con llave. Entonces escucharon unos pasos acercándose desde el otro lado. "Alguien viene", susurró Harry, tratando de mantener la calma.

La puerta se abrió bruscamente revelando a un hombre mayor vestido con una bata blanca y gafas gruesas. "Buenas noches", dijo el hombre con voz suave. "¿Qué hacen aquí?"Lucy tartamudeó algo incoherente mientras Harry explicaba que solo estaban explorando el lugar.

El hombre asintió comprensivamente y les ofreció llevarlos fuera del edificio. Mientras caminaban por los pasillos hacia la salida, notaron que todas las habitaciones parecían vacías e inquietantemente silenciosas.

Cuando finalmente llegaron a la salida, se despidieron del guardia del manicomio y salieron corriendo al exterior para respirar aire fresco. Capítulo 3A medida que avanzaba la noche, Harry comenzó a sentirse cada vez más inquieto por lo que habían experimentado en el manicomio.

No podía sacarse de la cabeza la imagen del hombre con la bata blanca y las habitaciones vacías. Lucy lo notó y trató de tranquilizarlo, pero no parecía funcionar. Entonces sugirió que escribieran todo lo que habían visto en un diario para procesarlo mejor.

Así fue como Harry comenzó a escribir sobre su experiencia en el manicomio. Escribió sobre sus miedos, sus sospechas y los extraños encuentros que tuvo esa noche.

Pero cuanto más escribía, más se daba cuenta de que algo no estaba bien. Había detalles en sus recuerdos que no cuadraban, cosas que no tenían sentido. Entonces volvió al manicomio solo para investigar más a fondo.

Esta vez encontró una sala secreta detrás de una puerta cerrada con llave donde descubrió un montón de expedientes médicos antiguos. Fue entonces cuando comprendió lo espantoso del lugar: experimentos médicos ilegales, pacientes torturados y abusados por el personal del hospital sin escrúpulos alguna vez había sido común allí.

Con el corazón palpitando rápidamente, Harry huyó del manicomio jurando nunca volver a poner un pie allí de nuevo. Pero sabía que nunca lograría sacarse ese horroroso lugar de su mente.